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La viuda de Puelles no recoge los mensajes de apoyo por estar muy afectada

EFE
Actualizado 02-07-2009 17:03 CET

Arrigorriaga (Vizcaya).-  La viuda del policía asesinado por ETA Eduardo Puelles, Paqui Hernández, no ha podido acudir hoy al Ayuntamiento de Arrigorriaga (Vizcaya) para recoger los numerosos escritos de apoyo recibidos al encontrarse psicológicamente muy afectada por el asesinato de su marido.

El Consistorio de esta localidad, en la que residió y fue asesinado Puelles, había previsto entregar hoy a Paqui Herández los faxes, correos electrónicos y cartas de pésame y solidaridad con la familia de Puelles que ciudadanos e instituciones de todo el país habían enviado al Ayuntamiento de este municipio.

La teniente alcalde de Arrigorriaga, Mari Sol Ibarrola, ha explicado a los periodistas que el acto de entrega de estos mensajes se pospondrá hasta la próxima semana debido a la situación de fuerte decaimiento en la que se encontraba hoy Paqui.

En un principio, la teniente alcalde había anunciado que el inicio del acto se vería retrasado una hora y media para dar tiempo a personarse en Arrigorriaga a la viuda, que había acudido a la consulta del psiquiatra.

Hora y media después, la edil del PNV ha confirmado que Paqui Hernández no tenía ánimo suficiente para asistir al acto organizado por el Consistorio, por lo que se ha suspendido.

ETA asesinó el pasado 19 de junio a Eduardo Puelles con una bomba lapa adosada a los bajos de su vehículo particular, una explosión que Paqui Hernández oyó desde su domicilio convencida, desde el primer momento, de que se trataba de un atentado contra su esposo.

La viuda sufrió entonces una crisis nerviosa y fue trasladada, junto a sus dos hijos Ruben y Asier, al hospital de Basurto, en Bilbao, donde fue visitada por diversas autoridades, como el lehendakari, Patxi López; el ministro de Interior, Alfredo Perez Rubalcaba; y dirigentes de partidos políticos vascos.

Pese a ello, al día siguiente Paqui Hernández y sus dos hijos de 16 y 21 años, así como el resto de la familia de Eduardo Puelles, mostraron una gran entereza, tanto en el funeral oficiado en Bilbao como en la manifestación de repulsa por el crimen que se celebró por la tarde en la capital vizcaína.

La viuda no participó en la marcha y esperó, abrazada a la bandera española que había cubierto el féretro de su marido, en las escalinatas del ayuntamiento, punto final del recorrido, la llegada de la cabeza de la manifestación, de la que salió su hijo pequeño para darle un emocionado abrazo.

Después de seguir la intervención del lehendakari, Paqui Hernández, acompañada por sus hijos, tomó la palabra para agradecer el apoyo y declararse "orgullosa" de su marido.

Entonces se dirigió a los asesinos de su esposo para decirles: "A mí me han hecho daño, pero les va a costar mucho poder conmigo, con mi familia, con los hermanos, con su madre y con toda la gente que le quiere. A mí, ni a mis hijos, no me van a ver llorar, lloraré en casa, pero aquí no, no les voy a dar ese gusto".

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