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Aprendiendo a ser arquitectos

  • Esta es la segunda de un conjunto de reflexiones sobre la Ciudad de la Cultura de Galicia
Por MARÍA FULLAONDO* (SOITU.ES)
Actualizado 13-09-2009 12:38 CET

Este verano algunos de nosotros hemos tenido la oportunidad de visitar las obras del proyecto de la Ciudad de la Cultura en Santiago de Compostela del arquitecto Peter Eisenman. Por otra parte, el 3 de agosto del 2009 fallecía el también arquitecto Charles Gwathmey a la edad de 71 años. La carrera de ambos ha estado muy ligada y su trayectoria se ha desarrollado de manera bastante parecida desde que en 1969, en el MoMA de Nueva York, tuviera lugar la conferencia CASE (Conferencia de Arquitectos para el Estudio del Entorno). Allí se expuso y se debatió la obra de cinco arquitectos americanos que, para muchos, constituía la incipiente escuela de Nueva York, publicándose el libro 'Five Arquitects' que catapultaría a la fama definitivamente a Peter Eisenman, Michael Graves, Charles Gwathmey, John Hejduk y Richard Meier.

Existen ciertos modelos arquitectónicos inmutables en el tiempo cuando se trata de aprender y enseñar a proyectar. No creo que haya ningún arquitecto que no haya dibujado al menos una vez alguna obra de Le Corbusier o Mies van der Rohe. El porqué entre otras cosas estriba en que la metodología proyectual de ambos arquitectos resulta en la mayoría de los casos comprensible y aparentemente clara. En este sentido, la naturaleza indagadora que ha presidido la trayectoria de estos cinco arquitectos, el cambio substancial en la manera de representar, dibujar y expresar gráficamente sus ideas y la gran carga teórica que apoyaba toda su producción provocó que fueran incluidos casi de manera inmediata en la historia de la arquitectura. Al mismo tiempo, es bastante habitual al comienzo de la formación arquitectónica, cuando uno se tiene que enfrentar por primera vez al papel en blanco, que la soltura y destreza reflejadas en las plantas de los edificios desaparecen casi por completo en las secciones.

La admiración y respeto que profeso hacia la trayectoria de Peter Eisenman se remonta a mis años de estudiante de arquitectura y en gran parte tiene que ver con todos estos aspectos. Probablemente, el proyecto de la casa Guardiola de Eisenman es uno de los mejores ejemplos para ilustrar, revelar y manifestar la riqueza espacial alcanzada con sencillas operaciones como rotaciones, traslaciones, intersecciones, etc. realizadas en cualquier lugar del espacio. Con el proyecto presentado en el concurso de Santiago de Compostela pasa algo parecido.

Peter Eisenman es uno de esos arquitectos cuyo trabajo se ha movido sobre todo en el campo teórico con unos proyectos que denotan un claro carácter investigador y que al menos hasta ahora no había tenido la oportunidad de construir. Los pocos que han llegado a realizarse o eran proyectos menores o no respondían a un programa arquitectónico complejo. Una de las características presentes, sobre todo en la maqueta para la Ciudad de la Cultura, es la capacidad de sugerencia y de inspiración que provoca su contemplación y análisis. La sugerencia junto a la sinceridad y coherencia del método proyectual a lo largo de su carrera, desde mi punto de vista, explican y distinguen la posición alcanzada en el panorama arquitectónico por el americano. Al mismo tiempo, esa facultad puede llegar a ser su peor enemigo ya que la materialización puede no satisfacer completamente las expectativas. Ya sea por la escala, por la diversidad y la elección más que discutible de los materiales, por la decisión de no hacer transitable la montaña, por los problemas en la dirección de obra o por la falta de todavía algunas de las piezas, la realidad es que tras la visita te invade una cierta decepción y una sensación de oportunidad perdida.

Cerrar un proyecto resulta tremendamente complicado, la Ciudad de la Cultura es una prueba de ello. Eisenman puede que haya fallado en esta fase pero, como siempre, sigue dando lecciones de lo que es ser arquitecto. En algunas ocasiones es necesario recordárnoslo.

Además:


*María Fullaondo es doctora arquitecta y miembro del estudio IN-fact arquitectura.

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