¿Fraude electoral?

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castilla_la_mancha, politica
Por manu71
Actualizado 02-01-2008 17:53 CET

Siete meses después de las elecciones, el alcalde de Albacete anuncia su abandono de la alcaldía para presentarse como número 1 al Congreso por el Partido Socialista.

Manuel Pérez Castell, "todavía" alcalde de Albacete

En Albacete el debate está servido. Y es que la vida local se convulsionó hace sólo unos días cuando el alcalde de Albacete, Manuel Pérez Castell, anunció que abandonaba su responsabilidad y su compromiso adquirido tras elecciones del pasado mes de mayo con los ciudadanos de Albacete para pasar a formar parte de las listas electorales del PSOE en las próximas elecciones generales del 9 de marzo.

¿Fraude electoral? Eso es lo que se debate en Albacete. Argumentos los hay a favor y en contra. Por un lado, el propio Pérez Castell asegura que afronta el reto con ilusión para "defender los intereses de Albacete" en el Congreso. Afirma que quiere llevar la vida municipal a la Carrera de San Jerónimo, ya que este político es una pasionado de la política local, de su ciudad y de sus ciudadanos.

Los que tachan la situación de fraude, al menos moral, afirman que siete meses después de la cita electoral en la ciudad, el máximo edil no puede abandonar su puesto, y mucho menos, dicen, dejando a su sucesora nombrada y a la que dará el bastón de mando en pocas semanas. Porque, sí, por segunda vez en su historia, la ciudad de Albacete estará gobernada por una mujer: Carmen Oliver, la todavía primer teniente de alcalde del Consistorio de la capital albaceteña.

Lo que es indudable es que en las elecciones municipales se vota en gran medida a la persona, y así ocurrió con Manuel Pérez Castell, que es alcalde desde el año 1999 y ha demostrado "respirar Albacete por los cuatro costados". La aceptación de esta afirmación hace válida la acusación de fraude electoral, al menos en su aspecto moral, yaque legalmente la situación es intachable.

Sin embargo, la política es mucho más complicada de lo que los ciudadanos nos podemos llegar a imaginar nunca. Y es que creo poder afirmar, porque estoy convencido de ello, de que Manuel Pérez Castell ha sido "obligado" por su partido a aceptar su exilio a Madrid, a aceptar este "ascenso" con "ilusión". Pérez Castell no fue nunca del agrado de los mandatarios del PSOE albaceteño, probablemente porque pensaba más en Albacete que en las siglas de su partido. Ganó unas primarias, sí, aquellas elecciones internas de las que tanto presumieron y tan poco tardaron en cargarse desde dentro, y por sorpresa se alzó con la victoria electoral en el año 1999 ante el PP que gobernaba la capital. Después llegó la mayoría absoluta del año 2003 y la "sorpresa" para todos de la pérdida de la misma en las últimas elecciones del pasado mes de mayo.

Una vez más se demuestra que en la política no están siempre los que más valen, sino los que más y mejor se amoldan al "aparato", a esa bestia que debora a quien ose oponerse a sus deseos.

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