Bailad, átomos, bailad

Actualizado 13-01-2008 11:09 CET

El debate sobre el uso de la energía nuclear se reabre a expensas de la situación coyuntural que ofrece el movimiento de efecto mariposa desatado por Al Gore, el cumplimiento de las normas de Kioto y la situación crítica en Oriente Medio. La discusión sobre la conveniencia de volver a instalar centrales nucleares parece lógica de no ser porque se huelen sutiles motivaciones oportunistas en los planteamientos. La pregunta clave es: ¿estamos adecuadamente informados para opinar?

El problema principal de este tipo de discusiones, a un nivel teórico y divulgativo, es que los datos que se manejan para apoyar o desestimar cada opción son complejos y sólo están al alcance de los expertos. La consecuencia directa de ello es que el debate, tanto en los medios de comunicación como en la mesa de un bar, es totalmente falso.

Los argumentos que se esgrimen en las entrevistas a políticos o en las páginas de reportajes dominicales de los diarios son siempre los mismos y adolecen de cierta ingenuidad. Se apoya resucitar el programa nuclear en España esgrimiendo el hecho de que una planta de energía atómica no tiene emisiones de CO<sup>2</sup>. Los detractores, que van desde agoreros con síndrome de Pripyat hasta ecologistas contradictorios, argumentan con el peligro de la contaminación por radiación y el riesgo de graves accidentes. Pero realmente cuando se habla de este problema nadie tiene los conocimientos suficientes para hacer un valoración adecuada y seria.

El Real Instituto Elcano ha publicado un análisis bastante detallado sobre la situación energética actual. Es de agradecer que empiecen a divulgarse estudios objetivos y rigurosos que puedan aportar argumentos reales a un debate que se está manejando de forma oportunista, electoralista y demagógica por parte de los poderes públicos y de algunos medios de comunicación. Como siempre, la información -y el uso de la misma- es básico para que no manipulen nuestra opinión sobre temas tan importantes. Hágamonos, pues, de momento, algunas preguntas a modo de defensa:

> ¿La energía nuclear es tan segura como se dice? ¿Se compensa la no emisión de gases a la atmósfera con las "suciedades" nucleares?

> ¿La inversión que requiere instalar nuevas plantas aplicada a energías renovables podría solucionar el problema?

> ¿Se está abordando con suficiente impulso el asunto de los residuos radiactivos?

> ¿Hay alguna intencionalidad oculta en el debate?

> Lograr mayor independencia de los recursos petrolíferos es un objetivo que se persigue por razones ¿ecológicas, prácticas o políticas?

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