En algunas culturas, el Día de los Difuntos no es motivo de tristeza, y la muerte no lleva aparejada ritos de duelo y lágrimas. En esta jornada, los vivos acuden a los cementerios para comer, jugar, hablar, y vivir un día completo con sus difuntos. En Manila (Filipinas), hasta los niños disfrutan en los camposantos.