Un anuncio por radio consigue reunir a 2.000 intrusos en una fiesta particular

Los propietarios de la casa piden indemnizaciones a la BBC después que un programa de Radio1 consiguiese reunir a 2.000 intrusos que destruyeron el lugar.

Los periódicos en Gran Bretaña van llenos con la noticia: el Telegraph, el Daily Mail, el Mirror, el Metro ... y internet se ha comenzado a llenar de imágenes y videos de la fiesta.

La historia empezó cuando Sarah Ruscoe, a punto de cumplir los 18 años, decidió invitar a sus compañeros de instituto a una fiesta de disfraces en una casa rural de sus padres con 21 dormitorios, en Colehayes, cerca de Devon (Gran Bretaña). Pero ante el pavor que la fiesta quedase sosa y como dice el dicho: "cuántos más seamos, más vamos a reír", el DJ Pete Tong anunció el acontecimiento en su programa de Radio1. Cualquiera que saludara a una Marilyn Monroe que estaba en la puerta, podría entrar.

Aunque Sarah no cumple los 18 años hasta octubre, decidió celebrar la fiesta antes porque hubo una cancelación en la casa rural, negocio de sus padres. La casa con licencia para alojar a 70 personas y barra de bar se llenó de 2.000 intrusos que destruyeron el lugar: aplastaron ventanas, hicieron pedazos las alfombras y acabaron con sofás, cuadros, lámparas, espejos y puertas.

La familia había contratado a cuatro apagabroncas, pero éstos dijeron que no podían hacer nada ante lo que parecía ser un festival de rock. Aunque no había música porque los juerguistas no dejaron montar el espectaculo al dj que habían contratado. Y la policía, que llegó para intentar hacerlos fuera, fue atacada con los cristales de las ventanas rotas.

Sarah dice sentirse totalmente mortificada por lo ocurrido, aunque confiesa que antes de la fiesta ya sabía que se le había escapado de las manos y prefirió no avisar a su madre de lo que podría suceder en la casa. Intentó hacer correr el rumor en otras escuelas, que la fiesta se había cancelado, pero no funcionó.

Rebecca Brooks, la madre de la chica, ha dicho que las fiestas en la mansión para sus tres hijas (de 24, 19 y 17) se han acabado. Pero aun y castigar a su hija, no la culpa enteramente. Dice que gran culpa la tienen los medios de comunicación modernos.

Ella y su marido están considerando demandar a la BBC por difundir el anuncio de la fiesta por todo el país, especialmente si esto afecta al negocio familiar. Lo que tenía que ser una fiesta para los compañeros de instituto de su hija, no debía anunciarse en la radio. Pero Pete Tong, el dj que anunció por radio la fiesta, se excusa diciendo que él nunca detalló la dirección exacta de la mansión.

Para octubre, fecha en la que la niña cumplirá los 18, los padres podrían contratar al Ayuntamiento de Barcelona, que ya tiene experiencia organizando fiestas para hooligans.