Premios de la Música

Nuestros 'Grammy' no interesan a nadie.

Nada tienen que ver los premios que la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música española da con los Grammy americanos, almenos por lo que hace a difusión mediática. Y es que ayer, en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, se celebró la gala de la XII edición de los Premios de la Música que concede la Academia. 

Los propios autores e intérpretes, miembros de la Academia, además de profesionales de la prensa musical nacional e internacional, compañías discográficas, agencias de representación artística y establecimientos comerciales de música, votan a los que, a su juicio, son los profesionales más destacados en las diferentes modalidades creativas de la música durante el año precedente. Y aunque el proyecto de los Premios de la Música implique a todo el sector en la selección de los protagonistas de la escena musical del país, sigue sin tener más trascendencia que la del reconocimiento propio. Poca cosa se gana en el campo comercial.

Si Amy Winehouse arrasa en los 'oscars' de la música, se convierte en uno de los politonos más bajados (tal y como está el mercado, no se puede hablar de ventas de disco). Pero si es Miguel Bosé el que arrasa en los Premios de la Música, sigue siendo aquel chico simpático que bailaba 'Sevilla' al que le damos una palmadita en la espalda en reconocimiento por habernos acompañado tantos años. En la cerimonia celebrada ayer, su álbum 'Papito' obtuvo tres premios en las categorías de mejor álbum, producción musical audiovisual y técnico de sonido.

Pero ni tan solo en la web oficial de los premios aparece la lista de los galardonados de ayer.

Tal vez sea por lo que siempre se ha dicho que en nuestro país no hay cultura musical que no nos creemos ni el criterio de los profesionales. Tanto es así que incluso los premios americanos han decidido hacer una distinción entre los premios a la mejor música internacional y los premios a la música latina, los Grammy Latinos. Y para más muestra, un botón: prueba de ello también es Chikilicuatre, un monumento de ridiculización a la producción que se hace en España y en el sud de América.