La última moda entre los políticos: el escándalo sexual

El año ha empezado calentito entre la clase política de todo el mundo. Desde que comenzó este 2008 han aparecido una multitud de casos de escándalos sexuales que han obligado a dimitir a varios hombres políticos, algunos de ellos con una larga carrera a sus espaldas. Cierto es que las desagradables imágenes de la llamada “orgía nazi” del presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), Max Mosley, han eclipsado un poco todos estos asuntos pero, no hay que engañarse, el escándalo sexual esta de moda entre la clase política.

Y, paradójicamente (o no), parece que los muy puritanos Estados Unidos encabezan el ranking mundial de noticias relacionadas con estos casos. Quizás el mas sonado de estas últimas semanas sea el que le costó su puesto al gobernador demócrata de Nueva York Eliot Spitzer. Este hombre político, defensor de Hillary Clinton en la carrera para la Casa Blanca (al final todo vuelve al origen...) y muy conocido por sus cruzadas contra los grandes nombres de Wall Street, tuvo que dimitir después de haber sido acusado de frecuentar prostitutas de lujo.
Según publicó en su día el prestigioso Nueva York Times, Spitzer frecuentaba asiduamente una red de prostitución que trabajaba también en Paris, Londres Miami y Washington.
Sus actividades paralelas se descubrieron ya que la forma de pago a las prostitutas (mediante una transferencia bancaria desde sociedades fantasmas que existían desde hace años) despertaron las sospechas del FBI que, tras infiltrar la red, descubrió que Eliot Spitzer, el "cliente N.9", había organizado un encuentro con una prostituta (la ya famosa Kristen) el pasado 13 de febrero, la víspera del San Valentín, en el prestigioso hotel Mayflower de Washington. El New York Post calcula que el gobernador podría haberse gastado unos 80.000 dólares con prostitutas cuyo precio la hora oscilaba entre 1200 y 5000 dólares la hora.
Otro caso reciente es el del alcalde de Detroit, Kwame Kilpatrick, que ha sido acusado de mentir bajo juramento sobre una posible relación que tuvo con su exjefa de gabinete y por haber despedido a varios policías que investigaban sobre una fiesta pasada de tono en la que él participaba.
¿Será por las buenas artes de la prensa americana, que consigue destapar todos las affaires escondidas, o por la promiscuidad de sus dirigentes? El caso es que estos secretos de la vida íntima no son una novedad del otro lado del Atlántico. ¿Quién no se acuerda del caso Lewinsky, uno de los escándalos sexuales más mediáticos del siglo pasado?
El más mediático sí, pero solo el último (en ese momento...) de una larga lista en la vida política americana, donde los asuntos privados de los dirigentes se examinan con lupa.
En la campaña presidencial en 1988, el candidato a la investidura demócrata y favorito Gary Hart se tuvo que retirar de la lucha debido a una relación extramatrimonial que se destapó. Prostitución, infidelidades, relaciones extra-matrimoniales, en estas últimas décadas se han conocido una cincuentena de escándalos de este tipo en la vida política de los Estados Unidos. Algunos lo llevan bien y casi se aprovechan de las luces de los focos (la ascensión de Hilary Clinton, por ejemplo) y otros, conocidos por su intransigencia hacia los demás, recogen lo que han sembrado (el gobernador Spitzer).
Pero esta moda ya ha cruzado el Atlántico y, además de la tumultuosa vida privada de Nicolás Sarkozy, que no es un escándalo sino un culebrón sin fin que casi se ha convertido en su manera de hacer política, un diputado danés ha sido acusado de mantener relaciones sexuales con una chica de 15 anos hace pocos días. Hay que recordar que, en Dinamarca, una persona es libre de tener relaciones sexuales a partir de los 15 años, y si la relación es de mutuo acuerdo el diputado no corre riesgo de acciones legales. Jeppe Kofod, considerado como una de las estrellas de los socialdemócratas y uno de los hombres políticos más populares de su país, se vio obligado a dimitir tras haber reconocido la relación "inadecuada" con la joven muchacha y admitir que era "el único responsable de este episodio que lamento profundamente".
Aunque en Europa estas revelaciones sobre la sexualidad de los políticos son menos frecuentes, hay un país que se ha especializado en ellos: Francia. Y sino solo hay que recordar la historia de Mazarine Pingeot, la hija ilegítima del Presidente de la Republica socialista, François Mitterand, que vivió escondida durante veinte años hasta que se conoció su verdadera identidad en 1994, un año antes de que muriera el mandatario. Algunos periodistas galos conocían la existencia de la hija de Mitterand pero, a diferencia de sus colegas norteamericanos no divulgaron nada en la prensa.
Quizás por eso, muchas malas lenguas afirman de la misma manera que Jacques Chirac (también antiguo Presidente de la Republica en Francia hasta hace dos años) tendría un hijo/a ilegitimo/a en Japón, país al que acude con una frecuencia inusitada.
Pero la realidad es que como todo buen efecto de moda, los escándalos sexuales de los políticos, son la recuperación de las modas del pasado. Todo vuelve, y ya a finales del siglo pasado existían estos turbios descubrimientos: el 16 de febrero de 1899, el presidente de la tercera Republica francesa, Felix Faure, fue encontrado muerto en los brazos de su amante. Uno de los escandalos sexuales y políticos más “bonitos” de la historia y un referente extremo para todos los que faltaban por venir.
Siempre han existido escándalos de este tipo, aunque en el pasado se conocían menos y se aceptaban más. La política y los problemas de pareja han ido siempre muy unidos y han sido de vital importancia para el desarrollo de las sociedades como lo demuestra el caso de Enrique VIII de Inglaterra que, por un problema de pareja, rompió con la Iglesia Católica de Roma creando el Anglicanismo. Para que luego digan que los problemas de falda no importan.
No conocemos (por ahora) ningún caso de escándalo político de este tipo en España pero viendo que, últimamente, los grandes países occidentales son muy fans de estos deslices, quizás sea un nuevo síntoma de salud democrática y haya que investigar la vida secreta de Zapatero, Rajoy, Llamazares o Duran.