Copa de consolación o de salvación

Getafe y Valencia se disputan esta noche un trofeo, que más allá del valor sentimental que peuda despertar entre cada plantilla, tiene significados muy diferentes para ambos equipos.

Todo o nada para Koeman esta noche

Para el Valencia se trata de la tabla de salvación de la temporada. El equipo ché se sitúa en la 15ª posición de la tabla, a cinco puntos de las posiciones de descenso. La afición valencianista podría respirar tranquila si sólo contase el valor de la plantilla -en la que hay calidad de sobra- o el nombre del entrenador -Ronald Koeman, que ganó la pasada Liga holandesa con el PSV Eindhoven-.

Pero para su desgracia, el equipo de sus corazones es muy inestable. Es un grupo de jugadores -más que un equipo- que son capaces de vencer de manera consecutiva a Barça y Real Madrid y después perder, también todos seguidos, tres partidos ante Mallorca, Murcia y Racing de Santander, sin quitarles ningún mérito a estos rivales.

De esta manera, a expensas de ver en qué posición queda finalmente el Valencia, la salvación de la temporada, y quizás la del propio Koeman -aunque podría irse igualmente ganando la Copa-, pasa por levantar esta noche este trofeo. Un trofeo, por si alguno no lo recordaba, que da pase a la UEFA. Y esto sí que es importante.

Por parte del Getafe, tras haber dado una muy buena imagen en Europa, ganar esta noche al Valencia sería una buena manera de desquitarse de la decepción de la eliminatoria ante el Bayern de Münich.

Tampoco es que el Getafe sea el equipo revelación de la Liga. Ni mucho menos. Pero también es verdad que se le exige menos. Situado en el puesto número 12 de la tabla, sólo le saca dos puntos al Valencia, por lo que, matemáticamente, también está en peligro.

Parece claro que los niveles de moral y de exigencia en uno y otro equipo son diferentes. La presión de los medios y de la afición hacen que el Valencia tenga que ganar la Copa porque "debe" estar en Europa, mientras que en Getafe se vería como un gran triunfo ganar la Copa del Rey y, además, repetir oportunidad en Europa.

Decía ayer Michael Laudrup, entrenador del Getafe, que perder una final no es un fracaso porque ya es un éxito el haber llegado a ella. ¡Qué pena que a los directivos y a la afición no les sirva de consuelo!