90 minutos perfectos

Pocas veces tenemos la sensación de estar ante un momento único, perfecto, en el que nada sobra y nada falta. Aun menos son las ocasiones en las que ese momento se produce ante la pequeña pantalla, hipnotizados ante la magia del séptimo arte.

Para este artículo, partiremos de la base de que el concepto de perfeccción es absolutamente subjetivo. Todo el mundo cree tener una idea mas o menos difusa, de lo que es la perfección o de lo que representa. Esta idea, que suele presentarse bajo la forma de una difusa nebulosa, en contadísimas ocasiones toma la forma de película de cine.

¿Cómo reconocer la perfección? ¿Cómo distinguir una película perfecta de una que sencillamente es buena? Antes que nada, como hemos apuntado con anterioridad, hay que tener en cuenta el caracter absolutamente subjetivo de la perfección. A partir de ahí, podemos establecer las siguientes premisas.

1. La película perfecta conmueve lo más profundo de nuestra alma. Aquí no se incluyen las películas de lágrima fácil o aquellas que nos hacen sentirnos terriblemente desdichados ante un drama que, en realidad, en nada nos afecta.
2. La película perfecta supone un cambio. Después de asistir a la película perfecta, no somos los mismos. Hemos cambiado, tanto para bien como para mal. Hemos descubierto algo nuevo de nosotros mismos, y necesariamente nos ha transformado.
3. Nuestra película perfecta será una película pasable para los demás. Desconfiad si todo el mundo aclama un film como el mejor de todos los tiempos, o lo mejor en su género. Está claro que disfrutaremos como el que más de este tipo de películas, pero se no olvidará tan rápido que a la semana no recordaremos los nombres de sus personajes.
4. La película perfecta es controvertida y puede herir la sensibilidad de más de uno: o lo que es lo mismo, nunca una película perfecta será políticamente correcta. No tendrá un final "made in Hollywood" ni unos títulos de crédito dignos del mejor diseñador gráfico de todo el panorama internacional. De hecho, el final de este tipo de películas suele ser cutre, cruel, visualmente incómodo o sin ningún significado aparente.
5. Si eres capaz de explicar por qué una película es perfecta, entonces probablemente no lo sea: si todo puede resumirse a que era una película muy divertida, terriblemente triste o que cuenta con un gran trabajo de interpretación por parte de Cameron Diaz, entonces probablemente sea una película más.

Dicho lo cual, estoy en disposición de decir que ayer tuve la oportunidad de asistir a mi película perfecta. Se titula Borat y aunque estoy seguro que solo una mente profundamente enferma puede ser responsable de tal despropósito, se ha convertido desde mi punto de vista (por supuesto, totalmente distorsionado) en una de las películas más divertidas, mágicas e intrigantes de toda la historia del cine. Ahí queda eso.