Mujeres sin rostro

“Me trataban como si fuera masa de pan. No entendía cómo un hombre que decía que amaba a una mujer dejaba que otros la tocaran”. Es el desgarrador testimonio de una mujer. Una mujer obligada a vender su cuerpo, esclavizada por una red de trata de blancas, cuyas palabras están recogidas en la página web de APRAMP, la asociación para la protección de la mujer prostituída. Como ella, cada día, otras muchas se ven obligadas a vender su cuerpo a cambio de unas monedas. Son mujeres sin rostro y sin nombre.

600 mil mujeres ejercen la prostitución cada día en nuestro país

Se calcula que en España más de 600 mil mujeres ejercen la prostitución cada día. Para que se hagan una idea, esa cifra supone el triple de médicos colegiados. Es un negocio que mueve 18.000 millones de euros al año, el 2 por ciento de la riqueza nacional. Un millón de hombres utiliza estos servicios, unas cifras que contratan con la poca información que existe sobre este problema, que esconde marginación, corrupción y sobre todo, sometimiento de mujeres que se conviertenen las esclavas del siglo XXI.

No ocupa grandes titulares en los periódicos, pero es un tema presente cada día en nuestras vidas. ¿Quién no se ha cruzado con una prostituta mientras va a casa en el coche? ¿Quién no ha visto la sección de anuncios de cualquier periódico de tirada nacional, inundados por anuncios de prostitución? Son miles las mujeres que ejercen el oficio más antiguo del mundo, en condiciones que no siempre invitan a pensar que actúan de manera libre.

La trata de blancas es uno de los negocios más prósperos de nuestro país; tanto es así, que muchas mujeres venidas de países desfavorecidos se convierten en auténticas esclavas sexuales de los hombres de Occidente. Para denunciar la situación se ha creado una plataforma, la Red Española contra la Trata de Personas (RETP), formada por 18 ONG's, que se manifestaron ayer en Madrid para quitar la venda a un tema que se trata con mucha hipocresía en la mayor parte de los casos.

Según miembros de la plataforma, "España está a la cola de Europa", en esta materia. Exigen que se firme el convenio, al que ya se han unido 38 de los 47 países que forman el Consejo de Europa, y que trata de evitar lo que supone la trata de blancas en todo el Continente. De momento, parece que han recibido una respuesta positiva tras reunirse con la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.

Poner el foco en el tema de la prostitución supone ponerlo en un debate sempiterno que se plantea cuando se discute la cuestión. ¿Hay que legalizar la prostitución? ¿Hay que prohibirla? Comunmente se aborda el tema de una manera muy cínica. Se admite que existe la prostitución, que mueve dinero, y que hay un problema importante. Pero se olvida fácilmente quién es la víctima: la mujer esclavizada. Su perfil está muy claro: son cada vez más jovenes, y extranjeras. El 90 por ciento de las prostitutas vienen de fuera de nuestro país, y la mayoría llegan explotadas por mafias y proxenetas.

Según la Fundación Alternativas, cada prostituta gana una media de 125 euros al día, un dinero que no es sólo para ellas. Pero no sólo de pan o dinero vive el hombre. Lo demuestra un informe de Naciones Unidas, "la prostitución es una de las formas de trabajo más alienadas; la investigación  demostró que las mujeres trabajaban sufriendo, sintiéndose forzadas, o estaban llenas de remordimientos y tenían una identidad negativa sobre sí mismas. Un número significativo de ellas afirmó que, si pudieran, dejarían el trabajo sexual".

Pero sin duda el tema más escándaloso cuando se habla de prostitución es cuando ésta se mezcla con la infancia. Y es ahí donde encontramos datos estremecedores:  según indica APRAMP (Asociación para la Prevención y Reinserción de la Mujer Prostituida) cada año en un millón de menores entran en la prostitución en todo el mundo. De ellas, una gran parte fueron vendidas para ejercerla a una edad temprana por hombres que previamente abusaban de ellas. Según estudios recientes la edad media para entrar en la prostitución está en los 14 años. Y nadie hace nada por evitarlo.