A Mariano no le gustan los lunes

A Mariano no le gustan los lunes. Cuando termina la semana, Rajoy sufre el síndrome del domingo por la tarde. Sabe que al día siguiente se despertará sobresaltado, con alguna baja en sus filas. Lunes a lunes, han ido cayendo Zaplana, Acebes, San Gil, Ortega Lara... El último en sumarse a las filas desertoras de Génova 13 ha sido Gabriel Elorriaga, el otrora fiel escudero, -bonachón y gordinflón, pisa el mismo suelo que dirige su señor, Rajoy es totalmente fantasía caballero del honor-, se ha convertido en el último Brutus, -"Tu quoque, Brute, fili mi?- en abandonar el barco de papel que ya es el equipo de Mariano.

Génova 13, convertida por arte de birlibirloque en 7 Rebolling Street

Mientras tanto, los cien mil hijos de San Juan (Costa), caminan hacia Valencia, capital genovesa, para tomar el Congreso de dentro de cuatro semanas. Se dice, se comenta, se rumorea, que esta misma semana puede haber anuncio de una segunda candidatura. Y que estaría encabezada por el ex ministro Juan Costa, que anda en conversaciones con Esperanza Aguirre para ver si se suma a la rebelión. A la conspiración, -algo judeomasónica, que diría el abuelo Patxi-, se podrían sumar los Arísteguis, Cascos, Aragoneses y alguna que otra sorpresa que pudieran sumarse en cualquier Rato.

Lo que parece claro es que no será un congreso a la búlgara y no habrá reelección por aclamación, lo que equivale a decir que Rajoy saldrá mucho más debilitado de lo que entró. Porque, aunque gane, -y ganará aunque haya dos candidaturas-, no habrá convencido a una parte importante de su partido. La brecha entre centristas y conservadores, -por ponerles nombre-, es ya más que evidente. Y es una división que no escuchábamos desde los 80. Y es que, cuando el que habla de futuro y renovación es Manuel Fraga, se nos ponen los pelos como escarpias a todos los españoles.