Artículo 20, por todos Los Santos

"Se reconocen y protegen los derechos (...)  a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción." Ayer fue un día muy triste para la libertad de expresión en este país. El que un político pueda llevar a juicio a un periodista por utilizar su derecho de expresión es muy triste. Sea quien sea el periodista, sea quien sea el político.

El artículo 20 protege a Federico Jiménez Losantos y a todos los periodistas

Me da igual que el periodista se llame Federico Jiménez Losantos y el político Alberto Ruiz Gallardón. No me importa. Diría lo mismo si el periódico fuera Gara y el político José Bono. Se trata de hablar de los límites de la libertad de expresión. Y de los derechos recogidos en el artículo 20 de la Constitución española.

Sé que no es muy popular lo que voy a decir, pero cualquier periodista, incluso uno que escriba en Gara, o en el Egunkaria, puede decir lo que quiera. Siempre que no constituya delito, y dentro de los límites de la legalidad. Gara o Egunkaria tienen derecho a existir como órganos de una izquierda proetarra, siempre que no sean empresas dedicadas a recaudar dinero para ETA. Pero en tanto en cuanto sean órganos de expresión, tienen todo el derecho a existir. Aunque pidan la independencia; aunque publiquen los comunicados de ETA; aunque coqueteen con la apología del terrorismo... Son periódicos, medios de comunicación, y como tales, no se les puede callar por decir lo que digan.

Dicho esto, con lo que sé que mucha gente no estará de acuerdo, creo que estoy legitimado para defender la libertad de otro periodista que nada tiene que ver con el Gara. Federico Jiménez Losantos es, seguramente el más polémico de los comunicadores de la radio. Será, con toda seguridad, el que utiliza palabras más fuertes para quien es objeto de sus críticas. Se podrá o no estar de acuerdo con él, y en muchas ocasiones se estará en total desacuerdo en el fondo y en la forma. Creo que no es la cuestión analizar su trayectoria, sino lo que intentan hacer con él, que es ni más ni menos, que llevarle a la cárcel por emitir una OPINIÓN personal. Jiménez Losantos dijo lo que otros periodistas han dicho: que el alcalde Ruiz Gallardón quería pasar página del 11-M. Lo mismo que dijo Pedro J. Ramírez y otros muchos. Pero Gallardón ha ido sólo en contra del periodista de la COPE.

FJL explicó en LDTV su visita al juez

La razón la desconozco, pero el caso es que el juicio es contra un periodista que ha emitido una opinión sobre un político. Ni más ni menos. No le ha acusado de ningún delito; no le ha insultado; no le ha vejado; no ha atentado contra su honor. Sólo ha dicho que no le intersaba investigar el 11-M, que sólo quería pasar página. Y eso, es opinable. Yo creo que Gallardón sí quería investigar el 11-M, pero Jiménez Losantos tiene todo el derecho a decir lo contrario. Sólo faltaba.

La cuestión de fondo es que un periodista se sienta en un banquillo ante un político. Y eso crea un precedente muy peligroso. Porque si cada vez que alguien dice algo que no le gusta a un dirigente, lo va a llevar a los tribunales, mal, muy mal va la profesión de periodista. Los que nos dedicamos al segundo oficio más viejo del mundo, -a veces al primero-, estamos en el punto de mira. Tenemos que informar, emitir opiniones, investigar, comunicar... Y eso no siempre gusta al poder. Por eso, la profesión está protegida por la ley, por ese sacrosanto artículo veinte, que, por todos Los Santos, espero que se aplique en esta ocasión.

Quiero disentir de Federico, llevarle la contraria, decirle que hay cosas que no se pueden decir... Pero condenarle por una opinión es condenar un poco a todos los que nos dedicamos al periodismo. Es decir que la labor informativa está indefensa ante el poder político, el judicial y también el legislativo. El cuarto poder, cuando se trata de un sólo hombre y un hombre solo, no tiene nada que hacer ante los mecanismos del dinosaurio político. Creo que Federico debe ser inocente, aunque sea culpable en muchas ocasiones, de decir cosas con las que no se está de acuerdo. Pero, salvando las distancias, es lo mismo que pasa con el Gara o con el Egunkaria: me da asco sus titulares, pero, como diría Voltaire, mataría por el hecho de que pudieran seguir publicándolos. Es cuestión de fe en la libertad de expresión. O se tiene o no se tiene, y yo la tengo. Y espero que los jueces sepan también verlo como yo lo veo.