Regreso al Pasado

Tras una larga carrera hacia las salas, y respaldado por una nominación al Oscar, Nacho Vigalondo estrena su opera prima Los Cronocrímenes.

Tiene una cara reconocida ya por muchos, cortos muy interesantes, e incluso una muy publicitada nominación a los Oscar por a las 7:35 de la mañana. Con estos honores, cualquiera podría pensar que Nacho Vigalondo conseguiría un gran acuerdo con unos productores que se pelearían por los derechos para la preparación de su primer film, pero todo parecido con la realidad es pura coincidencia. El realizador cantabro arriesgó, y, saliéndose de los parámetros habituales del cine patrio, se embarcó en un proyecto de género sobrenatural y centrado en los viajes en el tiempo. Los Cronocrímenes ha recorrido ya festivales del todo el globo, pero ha tenido que pasar más de un año para que finalmente pueda ser vista en las salas de su país de origen.

            Nacho Vigalondo es uno de esos amantes de la cultura pop que ha crecido viendo todo tipo de películas, y soñando que un día también haría volar la imaginación de la gente. Lector habitual de cómics, amante de la Ciencia Ficción y reconocido transeúnte en los karaokes, el cineasta consiguió un inesperado reconocimiento con el corto musical con grandes dosis de humor negro 7:35 de la mañana, que ha alegrado los madrugones de más de uno. Pero antes ya había construido un homenaje al trabajo del genio de Philip K. Dick, con la trilogía Código 7, a lo que seguiría una sarcástica historia de autos de choque con su idolatrada Bárbara Goenaga, llamada simplemente Choque.

            Estudiando comunicación audiovisual en la Universidad del País Vasco conocería a Borja Cobeaga, quien en 2007 también fuera nominado al Oscar por Éramos Pocos. Nunca habiendo acabado sus estudios universitarios, pequeños trabajos de actuación o guiones puntuales para Gran Hermano, Vaya Semanita o Agitación +IVA, le harían perseverar sus objetivo.

            Tras sus 7:35, parecía obvio su desembarco en el celuloide y se tiró a la piscina con “la película que jamás saldría adelante en otras circunstancias”. Desde las productoras le ofrecieron variadas comedias, pero el director se embarcó en una arriesgada obra de paradojas temporales hecha con poco presupuesto y cuatro actores. Un debú que se postergó tanto que, habiéndolo terminado en 2006, no conseguiría distribución española hasta principios de 2008, fecha en la que ya se había visto en varios de los festivales más prestigiosos del planeta.

Crímenes en el espacio

            La vuelta al mundo del director comenzaría en Austin (Texas), saliendo con un premio de la audiencia bajo el brazo. Ese acto sería el pistoletazo de salida para un recorrido desde Sitges a Winsconsin, pasando por Ámsterdam, Berlín, Trieste e incluso Sundance. De este último saldría con otro hito, la compra del remake Timecrimes por parte de Tom Cruise y su productora United Artist. Un lugar en Hollywood que le asegura al prestigioso guionista Timothy J. Sexton, y un proyecto abalado por un gran presupuesto y un equipo de lujo. Las Web estadounidenses hablan incluso de el director David Cronemberg, palabras mayores para un admirador como Vigalondo.

            Dice que las ofertas más viables le vienen desde el otro lado del Antártico y ha comentado en su blog, entre paranoia y paranoia, el nombre de su próximo largometraje: La Rampa. La historia sobre un hombre que construye una rampa para conocer extraterrestres. Pero antes, queda pendiente el estreno, el 27 de junio, de Los Cronocrímenes, donde Karra Elejalde viaja en el tiempo en lo que paradójicamente se ha convertido en uno de los filmes más esperados del año.

            Director/guionista/productor e interprete (su labor más criticada) se ha hecho con legión de fans en Internet, a los que tiene en vilo con un especial juego montado alrededor de la película, y que promete premiar con un viaje en el tiempo. Ellos ya describen Los Cronocrímenes como un producto de culto, aunque Vigalondo asegura que en el campus solía bromear con el término, logrando el juego de palabras “de culto y cuesta abajo”.