Castro contra Obama

Le acusan de representar el ala izquierda de su partido, pero a tenor por los enemigos que ya se ha granjeado, Barack Obama, el flamante candidato demócrata a la Casa Blanca, puede compararse con políticos como Ronald Reagan en los odios que genera en la Isla de Cuba. Fidel, el eterno Fidel hermano de Castro, carga contra Barack, porque, podrá ser negro, podrá ser de izquierdas, pero es candidato al país imperialista por excelencia.

Fidel no deja de ser un asiduo a las paginas del Granma, su diario de cabecera

Representan dos formas de hacer política. Incluso dos formas de la izquierda para hacer política. Pero no pueden estar más alejados el uno del otro. Barack Obama y Fidel Castro se parecen como un huevo a una castaña; el primero, haciendo política desde su escaño de senador y el segundo, rifle en mano, desde Sierra Madre y a bordo del Granma.

Pero hete aquí, que aunque Fidel ya se haya ido y Barack no haya llegado, el uno no deja indiferente al otro. Obama dice que mantendrá la política estadounidense con la Isla; y Fidel, -deformación profesional donde las haya-, carga contra el candidato demócrata por aquello del imperialismo yankee, etc, etc.

No le gustó nada a Fidel el discurso que hizo Obama sobre Cuba: "es hora de que el dinero estadounidense haga que el pueblo cubano sea menos dependiente del régimen de Castro. Voy a mantener el embargo...". La respuesta de Castro en Granma es larga, como todo discurso en la vida del Comandante Castro. Veamos un resumen: Usted debiera conocer, antes de juzgar a nuestro país, que Cuba, con sus programas de educación, salud, deportes, cultura y ciencias, aplicados no sólo en su propio territorio sino también en otros países pobres del mundo, y la sangre derramada en solidaridad con otros pueblos, a pesar del bloqueo económico y financiero y las agresiones de su poderoso país, y bla, bla, bla, bla. 

Es el final de un modo de hacer política y el comienzo de otro. El final de un modelo en el que la revolución era el pan nuestro de cada día. Donde se hacía política con gorra militar, con fusil en la mano, con barba revolucionaria y con discurso aleccionador. Ahora es la imagen la que prima. El perfil, la palabra, el eslogan, la puntilla. El icono del Che frente al icono de Obama, del triunfo, de la meta superada, de los derechos civiles para todos.

La barba frente al Yes we can. Es el cambio definitivo de siglo. Castro frente a Obama. El siglo XXI casi junto al XIX.