¿San Obama o Fray Martín de Porres?

No sé por qué pero me da la sensación de que Obama no va a ser un presidente al uso. Sí, todavía tiene que ganar a John McCain, pero parece que lo tendrá fácil después de la impresionante campaña de imagen y marketing que está teniendo en los medios de comunicación. Aunque el americano medio puede dar la sorpresa, todo apunta a que Barack Husein, el gran Obama, puede convertirse en algo más que un presidente: se puede convertir en un icono del siglo XXI.

Parecidos razonables: Barack Obama y San Martín de Porres, más conocido como Fray Escoba. Ambos, iconos de todos los mulatos o los que se sienten como tales

La imagen del Che a lo Jesucristo decora las habitaciones de adolescentes rebeldes con o sin causa de medio mundo. Es el gran icono revolucionario del siglo XX, la imagen más repetida con la Coca Cola, de la sociedad occidental de la pasada centuria. Ernesto "Ché" Guevara, mito revolucionario donde los haya, se convirtió también en una marca registrada por obra y gracia de una foto que le comparaba iconográficamente hablando con un Cristo de toda la vida.

Obama va camino de eso y la Agencia Reuters tiene mucho que ver en ello. No es la primera vez que lo hacen. Obama retratado con la aureola de santo y la pose más propia de un ser divino inspirado por la gloria. Viendo ayer la foto en El País me acordé de una película que vi de pequeño: Fray Escoba. Y es que si se fijan, Barack Obama es el clon de San Martín de Porres, ese personaje encarnado por René Muñoz, que nos hizo soltar alguna lagrimilla cuando contemplábamos su historia en la que los frailes le hacían putadas y le llamban perro mulato. Hoy, Fray Escoba, San Martín de Porres, es un icono de la cristiandad para la gente de raza negra. ¿Algo así es lo que pretenden hacer con Obama?

Barack tiene todas las papeletas para ello. Puede ser un santo laico que llegue a millones de fieles porque se identifican con él. No es sólo la gente de raza negra: los hispanos, los emigrantes de otros continentes, las mujeres, pueden ver en él una representación de lo que ellos mismos son: una minoría que puede lograr todo lo que se proponga, incluso llegar a presidente de los Estados Unidos de América.

Otro requisito para que Obama se convierta en San Obama es que llegue al público. Que transmita, que sea una especie de nuevo Martin Luther King mezclado con John Kennedy. Y eso sí, con unas gotitas de Ronald Reagan, el icono de la derecha, al que tantos guiños hace y simpatías tiene Obama. Y lo consigue, vaya si lo consigue. Obama ha enardecido a las masas, ha creado un movimiento en su favor y ha hecho que millones de americanos que pasaban de las elecciones hayan ido a votar a las primarias. Obama es la antítesis de Bush y como no podía ser de otra manera, la gente ha respondido.

San Obama, el nuevo Fray Escoba de la modernidad, puede lograr lo que hace muchos años no logra ningún presidente americano; la simpatía en el resto del mundo. Ni Clinton, ni por supuesto los Bush en cualquiera de sus versiones paternofiliales, han despertado entusiasmo fuera de sus fronteras. El primero por sus escándalos sexuales, los segundos, por sus juegos de guerra que han costado la vida a tanta gente. Si nos remontamos más atrás, Reagan pasó a la historia por su revolución conservadora y Curter, Ford y Johnson pasaron más bien desapercibidos. Desde la época de Nixon y Kennedy no había tanto interés en el resto del mundo por la política americana. Y desde luego, ningún presidente ha despertado entusiasmo como parece que este icono del siglo XXI puede llegar a presentar si McCain, como parece, llega segundo en la carrera de noviembre.