Crecidos el 4 de Julio

Hace casi una década, la selección de un país que apenas contaba con siete años de edad, tumbaba a una de las grandes favoritas al titulo mundial de Francia. El infante era Croacia, el ogro era Alemania. El niño derribó al padre. Esta tarde, vuelven a enfrentarse.

El 11 que destrozó a Alemania

En la Eurocopa de Suecia de 1992 una de las mejores generaciones de futbolistas balcánicos fue apartada de una Eurocopa en la que, a priori, eran favoritos. En la temporada 1990/91 el Estrella Roja de Belgrado, el equipo más laureado de la exYugoslavia, ganaba la Copa de Europa al Olympique de Marsella de Papin. En aquel equipo destacó un joven sobre los demás: Prosinecki. Aquella increíble generación no pudo demostrar su potencial en la Eurocopa. En cambio, tuvieron que soportar ver, dispersados por Europa, cómo sus hermanos se mataban en la guerra más cruenta que Europa vio en la segunda mitad del siglo XX. De aquel conflicto nacieron, en un primer momento, cuatro países: Eslovenia, Bosnia, Serbia y Croacia.

Nos trasladamos ahora a 1998, el escenario: Lyon, en Francia. Era el Mundial de Ronaldo, y a la postre fue el de Zidane. Pero en cuartos de final, el equipo de Alemania mantenía, como es su costumbre, intactas sus aspiraciones, más cuando dos años antes se había proclamado campeón de la Eurocopa en Inglaterra. Jugadores como Kopke, Bierhoff o Klinsmann hacían a los teutones favoritos.

Pero enfrente tenían a una generación con hambre. Una generación privada de demostrar su calidad en el panorama internacional, por una guerra que no habían provocado. Enfrente jugaban Suker, Boban y, aquel rubio electrizante del Estrella Roja, Prosinecki.
Aquella selección tenía mucho que ganar, y absolutamente nada que perder. Y, aunque Alemania ya había dado muestras de debilidad ante México en la ronda anterior, nada hacía presagiar lo que iba a ocurrir. Y los hechos fueron los siguientes: Alemania 0 – Croacia 3. Goles del pichichi del Mundial, Suker, del ex bético Jarni (uno de los mejores centrocampistas izquierdos de los 90) y el jugador del Valencia Goran Vlaovic.
Después Francia sufrió para vencerles, y Croacia finalmente quedó tercera en el que fue el Mundial de Suker.

Y los cuadros rojos y blancos inundaron Europa, como antes lo habían hecho el blanco y verde de Stoichkov y su Bulgaria, y después haría el rojo de Turquía. Una revelación que se puede confirmar esta tarde, 10 años después. Del naufragio alemán queda aún un superviviente: el portero Lehman (el mejor amigo de Almunia), quien vio entonces cómo la nave se iba a pique desde el banquillo. Pero enfrente tendrá a un rival que saboreó entonces las mieles del triunfo: Simic.