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Luis I de España

Archivado en:
deportes, europa, monarquia, sexo, politica
Por sonao
Actualizado 02-07-2008 00:00 CET

Una personita de la Casa Real ha sentido algo más que emoción por ganar nuestra Segunda Eurocopa. Se podría definir como excitación sexual over fourty sex chorreante. “Luis es mío” - susurró Elena.

Un robado: La imagen los delata.

Luis Aragonés se marcha a Turquía. Al estilo del Sr. Luke (no confundir con Luke Perry), sin querer hacer mucho ruido y con la idea del trabajo cumplido, se escapará con Jully Jumper bajo el atardecer de un desierto cualquiera del Sur de América.

Pero no se irá solo. Como primicia e informado por una fuente con gran veracidad (mi tío el Peseta), puedo afirmar que el Domingo surgió el amor entre Luis Aragonés y la Infanta Elena, la cual ya tiene un puesto de diplomática en el país del este de Europa. La mayor de los Borbón vuelve a creer en el amor. Ha visto la figura del conquistador hispano en él, en Luis, el entrenador canoso que pasa los 60, de cadera fastidiada, boca de pago, carné del Casino y, eso sí, máximo exponente del Tiqui Taca (con mayúsculas y en negrita).

Elena lo notaba. Cada arreón de Ballack era contestado por aspavientos de Luis, lo que a su vez empujaba con fuerza sus muslos. Como impulsos automáticos o fuertes calambres, sus piernas se levantaban con las arengas del míster. Calambres de pura excitación sexual. Sentía una gran aceleración del pulso y de la respiración, situación que se volvió evidente ante unos ojos rebosantes de envidia de la Merkel, por un lado, y Zapatero, delante. El sudor empezaba a recorrer su cuerpo en la agradable noche de Viena, pasando a obviar el resultado final a cambio de no perder de vista a su hombre. Ese era Luis, el único que podría cubrir su hueco, el de su corazón, el de los impulsos automáticos, el de su muslamen.

Justo cuando el cuarto árbitro sacaba el cartelón con el añadido de 3 minutos, Elena, Infanta de España, Duquesa de Lugo, la preferida de Papá, susurraba a éste:

Luis es mío, Pápa, es mío” - con ardiente deseo.

En ese momento, la Primera Dama de España y quinta de Grecia fastidiaba su tupé contra el frontal del palco. Adios al peinado que durante años decoró la moneda más importante de un país, la de quinientas calas.

El resto es historia e información de cienes y miles de Euros. Un fugaz encuentro en el túnel de vestuarios, Pápa diciendo: “Aquí está tu hombre” (foto); la felicidad absoluta, unos besos bajo el cava y una mujer de su tiempo otorgando otra oportunidad al amor.

¿Hay algo más bonito que dar otra oportunidad al amor? Quizás éste sea el definitivo.

PODEMOS.

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