Inauguración del peaje free-flow EastLink, en Melbourne

El pasado domingo, día 29 de junio, se abrió al público la autopista de peaje EastLink, en Melbourne, Australia, con cinco meses de adelanto con respecto a la fecha inicialmente prevista. Este proyecto de peaje free-flow ha sido, durante los últimos años, la joya de la corona de la empresa en la que trabajo, en los que la vida de un numeroso equipo de profesionales ha estado dedicada a sacar adelante el proyecto de peaje free-flow más ambicioso del planeta.

Peaje free-flow en Spring Valley, EEUU, por Otto Yamamoto en Flickr

En las autopistas que cuentan con sistemas de peaje free-flow, los conductores no necesitan detenerse, reducir su velocidad o usar carriles especiales para pagar: en determinados puntos de la autopista, unos equipos electrónicos colocados en pórticos metálicos como los de los paneles de información dinámica identifican a los vehículos por medio de sus matrículas o de sus tags, un pequeño aparato electrónico que se comunica con el sistema de peaje por ondas de radio. El importe del peaje se imputa a la cuenta que el conductor ha abierto con la concesionaria de la autopista (o de otra autopista con la que exista un acuerdo de interoperabilidad).

El sistema de free-flow tolling instalado en EastLink es, actualmente, el mayor del planeta en lo referente a su capacidad de almacenamiento de información y de procesamiento de transacciones, superior incluso al de algunas entidades de medios de pago. Concretamente, el sistema es capaz de procesar más de seis millones y medio de transacciones al día, de las que una buena parte incluyen imágenes.

Además de la gran complejidad técnica tanto de la obra civil como del sistema de peaje, el proyecto de EastLink es también destacable por su compromiso con la comunidad y con el medio ambiente. Por medio de la iniciativa EastLink Environment, la ruta de la autopista se ha visto convertida en un espacio protegido con más de cuatro millones de plantas autóctonas, siete lagunas permanentes y estacionales y una ruta para caminantes y ciclistas de más de treinta y cinco kilómetros.

Para mi empresa, el reto que ha supuesto la ejecución de un proyecto de estas magnitudes, al otro lado del planeta, con tantos partners de tantos orígenes distintos y con el nivel de exigencia de calidad de nuestro cliente sólo se ha visto superado por la satisfacción de entregar el proyecto con meses de antelación (cosa muy extraña en los grandes proyectos informáticos con grandes ERPs involucrados, por cierto) tras haber superado todos los controles de calidad establecidos. Obviamente, sólo un equipo formado por los mejores profesionales del planeta en sistemas de peajes free-flow podía conseguirlo.