Bellamy y las putas de Ipswich

Si hay una cosa que me encanta del fútbol inglés es su capacidad ilimitada para producir mostrencos. Ya saben, ¿Quién puede resistirse a  esa burbujeante combinación de talento malgastado, alcohol y hooliganismo natural que ebulliciona en algunos de los participantes del espectáculo Premier?. Y creo que comparto la bizarra filiación por esta brittish white trash con la mayoría de los que vivimos en el mundo del fútbol coñazo civilizado. Sea como fuere ustedes no se van a librar de que les cuente la última cafrada de Craig Bellamy, delantero de esos que juegan bonito pero marcan una cifra de goles al año inversamente proporcional a las payasadas de bar que son capaces de acometer.

Placa placa

Resulta que el hombre que golpeo con un palo de golf al también muy cro-magnon Riise simplemente por cometer la imprudencia de negarse a cantar con el gales la tonada de turno en el karaoke y repetía la escena en cada gol que celebraba, la lió durante el partido de la semana pasada que enfrentó al West Ham y a los chavales del tractor del Ipswich. Bellamy, que fue jugador del Norwich y parece haber mamado bien el odio al eterno rival, se encaró feo con unos aficionados del Ipswich tras su sustitucción. ¿Hasta aquí todo normal verdad?. Nada que un Schuster de la vida no pueda llegar a hacer. Pero por favor, sigan leyendo.

Por lo visto, el sucesor de Seve Ballesteros pero en gentuza, se iba al vestuario bastante calentito, dando incluso patadas a las vallas publicitarias, cuando un aficionado del Ipswich le espetó un tímido: “Hasta nunca Bellamy”. Entonces el galés va, pierde completamente los estribios que nunca tuvo y comienza a hacer alusiones a las prostitutas de la localidad de la que era originario el provocón. Pero ojo, el angelito no dijo ni palabra de cuan cariñosas, guapas y económicas eran las rameras de Ipswich (buen título para un libro, por cierto)  sino que se acordó jocosamente de que cinco de ellas habían sido asesinadas por un criminal en serie en el año 2006. Por un simple comentario y todo delante de una grada llena de niños pequeños. Un fiera Bellamy

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