Ser maniquí en Kuwait

La censura en Kuwait, es la taza de café que el gobierno necesita para empezar el día. Sobre todo, cuando al sexo femenino se refiere. Los pocos derechos sociales que atesoran las mujeres, son opacados con frecuencia, por nuevas restricciones (una de cal, cincuenta de arena)

Como es bien sabido, la población femenina no disfruta de libertad, ni siquiera a la hora de escoger su atuendo. No está permitido exhibir prendas que "carezcan de buen juicio" (desde el punto de la Ley), y mucho menos ostentar cortes de cabello "demasiado modernos".

Incluso el abstracto mundo de los pensamientos tiene límites: pensar al estilo occidental no se considera decoroso para una dama kiwaití.

Ante la ausencia de nuevas formas de coartar los derechos de la mujer, ahora el gobierno ha decidido ensayar con objetos inanimados, eso sí: que posean características femeninas.

Para sorpresa de algunos, ayer el gobierno dio un paso innovador: decidió censurar a los maniquíes. Sí, esos que se exhiben en la vitrina de cualquier ciudad del mundo: el tradicional símbolo de la figura femenina perfecta.

Según informó la prensa de ese país, está absolutamente prohibido exhibir un maniquí desnudo o semi-desnudo en el escaparate de un comercio, -incluso vistiendo lencería femenina-. Es un atentado a la moral y las buenas costumbres.

Y es lógico: si el gusto en el vestir está delimitado por un sentido impuesto de "modestia y buen juicio", no es justo que a los maniquíes se les permita andar haciendo top-less . Y mucho menos un desnudo total frente a los transeúntes. Es pervertido, impúdico y perturbador.

Kuwait es uno de los lugares menos recomendables para ser mujer, y desde ayer, también maniquí.

Alejandra Ross