¿Nadie cree a Gallardón?

Martes 16 de Septiembre de 2008

Alberto Ruiz-Gallardón estuvo anoche en "Tengo una pregunta para usted", el esporádico programa de La Uno de TVE.

Soy de los que piensa que debería ser más habitual la presencia del programa en la parrilla.

Y, por qué no, la de Gallardón en los medios nacionales.

Acepto que me digan que ya es agobiante.

Para gustos.

Me gustó Gallardón.

Pese a todo, sé que nadie ha creído su mensaje.

Es el paradigma de aquel buen orador que nunca cosecha triunfos.

Bueno, no es exacto, porque las cifras le avalan en los comicios madrileños.

Pero, claro, era inevitable pensar que en el examen caerían determinadas preguntas.

Y sigue quedando un regusto a falsedad cuando el alcalde dice que "soñar con Esperanza Aguirre no sería una mala idea" o que, frente a ansias de presidenciable que todos los españoles le otorgamos, él sólo quiere "que gane Rajoy".

Me gustó Gallardón porque, en un ámbito de mentira que rodea al 98% de la política actual, transmite frescura.

Como el PP que ya no abunda, transmite verdad.

Sabemos de qué pie cojea, pero él no lo oculta.

Y, aún así, es de los que aspira a gustar a todo el mundo.

No lo tenía fácil.

Se defendió, para mi gusto, a la perfección, incluso en cuestiones aparentemente incómodas, como su polémica con Losantos o el referéndum de Ibarretxe.

Demostró sus dotes para el cuerpo a cuerpo, para seducir al que tiene enfrente.

Mientras, Antena 3 confunde libertad de expresión con falta de vergüenza.

A punto de acostarme, emite un pseudo programa con la Gaztañaga en el que una chavala, sin pudor alguno, reconoce su adicción a las drogas... bueno, dice que adicción no, que sólo las consume en buena cantidad y desde hace años.

Parece que no ha bastado con la desvergüenza de las dos partes implicadas en la entrevista de La Noria a la polémica maltratada (ella dice que no) y defendida (también dice que no) por Jesús Neira.

Porque merece mi rechazo todo lo que allí se vio.

Periodistas e invitada dieron vergüenza ajena.

Por menos, he visto cerrar chiringuitos.

Habrá quien tenga el morro de llamarme censor.