La orquídea, una de las flores más cosmopolitas y exhuberantes del mundo, no sólo es símbolo de belleza sino que esconde un tesoro de la naturaleza: el termómetro de la conservación.Una estancia adornada con orquídeas ofrece una luz especial, pero en su hábitat natural, enredadas en las ramas de los árboles que las reciben como huéspedes, las orquídeas adquieren un misterio y un enigma que las hacen aún más bellas.En Ecuador, las más preciadas son milimétricas y para poder descubrir los intensos colores que diseña para ellas la naturaleza, hay que saber valorar los detalles y embarcarse en una aventura que atraviese el páramo andino, recorra bosques tropicales y desemboque en la húmeda Amazonía.La luminosidad y el clima que regala a Ecuador la línea ecuatorial, los numerosos ríos que recorren sus cadenas montañosas y la enorme biodiversidad que otorga la Amazonía, hace que en el país se puedan encontrar las especies más raras de la familia de las orquidáceas, según explica Juan del Hierro. Tiempo: