Cómo conquistar la comedia (II)

 El programa de Sarah Silverman, una cómica de reputación en Norteamérica que me había asombrado con su humor cargante, sexualmente explícito y descarado, ha sido una verdadera decepción. "Sarah eres la ilusión que acabó por destruirme", me dije con desconsuelo al terminar el segundo capítulo de la primera temporada.

Sarah sexy

Hace unos meses leí en Internet que Paramount Comedy había decidido introducir en su parrilla televisiva el reputado show y antes de ayer lo encontré haciendo zapping en dicha cadena. Se trata de una serie de ficción interpretada y escrita por ella misma que narra las peripecias cotidianas y los líos en los que Sarah y sus amigos se involucran. Además de Sarah, su hermana (también fuera de la ficción, Laura Silverman), su cuñado (Jay johnston, cuya relación narra el primer capítulo) una pareja de amigos friki-homosexuales (Brian Posehn y Steve Agee, que chocan los nudillos al decirse te quiero) y tres personajes secundarios más completan el reparto de una Sit Com que respira simpleza, estúpidez en el peor sentido la mayor parte del tiempo y un surrealismo poco logrado y previsible.

Otras consideraciones sobre el programa -o mejor dicho sobre su retransmisión-, que he visionado en versión original y doblada es que, a pesar del bajo nivel descrito anteriormente, la versión doblada, la "nuestra", es bochornosa, débil, irrisoria. Infinitamente peor que su original. El doblaje fue realizado por el estudio de Alta Frecuencia, en Sevilla. Gracias a éste, la historia pierde el poco sentido, su razón de ser, que quizá tuvo en un principio. Muere en intentonas chirriantes, chabacanas y podridas de hacer de una serie inteligente y surrealista otra gritona y perdida. Una que nos hace perder el tiempo a todos. Lo nos dice que la comedia, buena o mala, no debería doblarse porque siempre pasa a ser peor. A ser ridícula. Véanse "Me llamo Earl" o "Los Informáticos".

Dónde han quedado comentarios de la talla de:

Me sacaron en todos los periódicos pintándome como una racista. Y me dolió, como judía. Como miembro de esa comunidad estoy preocupada por si los judíos estamos perdiendo el control sobre los medios.

O:

Los nazis son unos hijos de puta, pero de pequeños son encantadores.

Suenan más alto, más claro y mejor estas palabras a pesar de la cursiva y su menor tamaño. Y suenan mejor en Sarah Silverman, una cómica cursiva de 37 años que está increíblemente buena. En una ocasión Dave Spade le dio un consejo a Alec Baldwin: explota tu apariencia. En el mundo del cine eres simplemente un tipo atractivo pero en el mundo de la comedia estás increíblemente bueno. Algo parecido ocurre con Sarah Silverman. Aunque en estos episodios parezca haber olvidado quién es y lo buena que está.

Había reservado un episodio de esta colección de artículos: “cómo conquistar la comedia” para Sarah y su programa. He cumplido mi palabra. Ahora, para quitarles el mal sabor de boca he reunido una colección de bits, algunas apariciones y algunos momentos (los escasísimos) que consideré desternillantes en los dos primeros capítulos de su Show. Ojalá vaya a más. Les iré contando.

El racismo como uno de los temas clásicos en los bits de esta cómica:

Mi novio es medio negro. Dios, qué pesimista soy siempre. Es medio blanco.

Ahora sé que las mujeres negras y ancianas son muy sabias y que las mujeres negras y jóvenes son prostitutas.

Y como siempre, el sexo:

¿No sería romántico si te corrieras en la cara de tu novia y escondieras en el semen un anillo de compromiso? ¿No sería romántico?

Pero, ¿Por qué te has empalmado?  (Hablando con su perro).

Sarah,  "I´m fucking Matt Damon"

Sarah and "The aristocrats"

He acompañado mis opiniones con información extraída de El blog de tío Vania, que recomiendo encarecidamente y alguna que otra página menos relevante.