60 años de Derechos Humanos

En diciembre se cumplen 60 años de la Declaración de Derechos Humanos. Son seis décadas de fracasos según Amnistía Internacional, que denuncia que se siguen violando derechos fundamentales en países de todo el mundo. Acaban de dar a conocer el ganador del premio Nobel de la Paz de este especial aniversario, Martti Ahtisaari, ex presidente de Finlandia y mediador en varios conflictos internacionales.

En 1895, medio siglo antes de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, Alfred Nobel, inventor de la dinamita, había conseguido amasar una fortuna gracias a su valioso descubrimiento. Era un gran hallazgo para la industria minera, pero también un regalo para la industria de la guerra, ese negocio del que el ser humano se arrepiente tanto pero no deja nunca de practicar. Nobel, en su lecho de muerte, quiso hacer un lavado de conciencia y ordenó en su testamento que su fortuna fuese repartida en forma de premios que se otorgarían anualmente. Los campos premiados serían los de física, química, literatura, medicina y (por supuesto) la paz. El texto de Naciones Unidas se aprobó simbólicamente un 10 de diciembre, fecha de la muerte de Alfred Nobel.

Hoy, después de 60 años de la Declaración de Derechos Humanos, “en al menos 81 países todavía se infligen torturas o malos tratos a las personas, en al menos 54 se las somete a juicios sin las garantías debidas y en al menos 77 no se les permite hablar con libertad”, según denuncia Amnistía Internacional. Como bien sabemos todos, los 30 artículos de la Declaración son pisoteados día a día por gobiernos de todo el mundo, actuando curiosamente en nombre de la paz. A veces por la puerta grande, otras sigilosamente como en España, acusada frecuentemente por tortura policial y más recientemente por colaborar contra los vuelos ilegales de la CIA. “El gobierno español no ha tomado ni una sola medida efectiva para impedir que España vuelva a facilitar este tipo de prácticas ilegales. No lo hizo ni siquiera a partir de 2005, cuando ya no podía alegar desconocimiento de la existencia de estos vuelos”, afirma la organización no gubernamental. En todos lados cuecen habas.

 La Declaración de Derechos Humanos suponía una reafirmación y revisión de las declaraciones surgidas en las revoluciones norteamericana y francesa 150 años antes. Se trataba de una cuestión de reafirmación de los derechos básicos que habían sido descaradamente violados (de nuevo) durante la Segunda Guerra Mundial. La carta fue aprobada el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea de las Naciones Unidas (justo 52 años después de la muerte de Alfred Nobel). Sin embargo, ocho estados se abstuvieron, entre ellos la Unión Soviética, que no podían dar el visto bueno a un texto que consagraba la legitimidad de la propiedad privada. Arabia Saudí y la Unión Sudafricana tampoco votaron a favor del documento, que condenaba la segregación racial y la esclavitud.  Hoy, 60 años después, Martti Ahtisaari es el nuevo portador oficial de la bandera de la paz. Quizá Alfred Nobel hubiese deseado que no fuese necesario conceder más este premio.