Alguien arrancó el secreto de la felicidad...

Alguien arrancó el secreto de la felicidad y debió esconderlo en algún rincón remoto, profundo, alejado de todos nosotros. Lo ocultó en un lugar apartado, impenetrable, para que ni siquiera el hombre más feliz del mundo pudiera saborear su verdadera esencia, no fuera a imaginar poder compartirlo por P2P.

El secreto de la felicidad es...

Debe ser por eso que nos cuesta tanto hallar la felicidad; la buscamos, la deseamos, la perseguimos hasta el agotamiento. Pero tememos a quien dice haberla encontrado, desconfiamos, nos da miedo su libertad. No está de moda ser feliz. Los felices tienen mala prensa, nos asustan. Nos recuerdan lo infructuoso de la búsqueda y nos hacen conscientes de nuestro propio fracaso, nos incomodan.

Yo la encontré, no me cuesta reconocerlo. Simplemente sucedió. Pude disfrutarla por algunos momentos pero inmediatamente sentí cómo se me escurria entre los dedos. La felicidad es arena fina, no es fácil de retener, se resiste a ser domesticada. Es un aliento, un instante, una mirada fugaz.

Duró lo que dura una verdad. Resistió lo que resiste una versión oficial.

Así que decidí abandonar la búsqueda. Es más productivo ser libre que luchar por la libertad. Es más práctico ser feliz que buscar la felicidad. Fue entonces cuando, inesperadamente, apareció la dicha, el amor incondicional a las cosas; el amor a la vida, a las personas, a uno mismo, a la belleza, al universo. Simplemente sucedió. Sobrevino la dicha como regalo inesperado y a través de ella, imponente, surgió la gratitud: probablemente el sentimiento más bello que se pueda experimentar, para quien tenga puestos los ojos de ver.

Maleski