Chalecos antibalas para jirafas

Gracias a la tele e Internet vemos los conflictos armados en primera fila sin tener que movernos más allá de nuestro salón, pero... ¿qué ocurre cuando es el conflicto el que nos visita?

Llegada del Maccabi a su hotel, en Málaga (EFE)

¿Iría usted a echar una pachanga futbolera entre amiguetes a Gaza en estos días? No sé si sería bien recibido pero desde luego, si se anima, tome precauciones. Los que sí se han animado, pero en sentido contrario, son los integrantes de la plantilla del Maccabi de Tel Aviv, uno de los verdaderos embajadores de Israel en el extranjero. Ocurre que es el país al que representan el que está en el punto de mira público de todo el planeta, lo que crea no pocos problemas a los encargados de su seguridad cuando viajan fuera. Prueba de todo ello es la visita que estos días giran a la ciudad andaluza de Málaga para disputar un partido de la Euroliga de baloncesto contra el Unicaja.

No creo que haya chalecos antibalas para tipos de 2.20 de altura pero a tenor del despliegue policial alrededor del equipo judío sospecho que no los iban a necesitar. Les rodean agentes del Cuerpo Nacional de Policia, perros adiestrados, coches patrulla, agentes de compañías privadas y esos tipos altos y casi ineludiblemente calvos que muestran sin tapujos los bien visibles pinganillos y bandoleras de contenido sospechosamente violento –y que son los que más miedo me dan-. Para colmo de males el conjunto macabeo fue en su día señalado por Al Qaeda como uno de sus objetivos más deseables. Todo esto hace que cualquier desplazamiento se convierta en una pesadilla logística repleta de sobresaltos que hacen saltar las alarmas al más mínimo indicio.

No solamente se teme al evidente peligro real, sino que cualquier tipo de incidente, aunque sólo sean unos manifestantes ataviados al estilo árabe o unas pancartas alusivas, puede ser mal recibido; de ahí que el equipo anfitrión haya vetado el acceso al recinto Martín Carpena a cualquier tipo de vestimenta afín, así como al popular pañuelo “estilo Arafat” o kefia, por suponer un elemento perturbador para los guardianes sionistas. Igualmente se ha decidido no colocar juntos a los seguidores del Maccabi (“no se lo vamos a poner fácil a los malos, ¿no?” hace presuponer la seguridad israelí), sino desparramados en diversas zonas de la grada.

Si lo dicen los israelíes, sea, porque de todos es sabido que son los mejores en temas de seguridad. La pregunta es, ¿perderán de vista a los jugadores los agentes del Mossad cuando asomen las afamadas animadoras del equipo malagueño?. La mía, desde luego, si.