El látigo de Fernando Alonso en McLaren pasa a mejor vida

El ex-jefe de Alonso se jubila tras años de llevar su equipo con mano de hierro. Luces y sombras en su trayectoria con un cómputo sobresaliente en lo deportivo

El estirado mecánico inglés acertó en su momento y se hizo con los mandos del equipo de carreras que fundó el australiano Bruce McLaren. A estas horas debe haberse buscado ya una playa para tirarse al sol lo que le queda de vida; nada en la abundancia gracias a los réditos acumulados por décadas de hacer caja con triunfos (pagados a tocateja en premios), derechos de televisión, patrocinadores generosos y haber construido un conglomerado industrial alrededor de sus coches que construye desde autorradios de altísima gama hasta software utilizado en ingenios militares.

Dennis -y su camarilla- fueron los causantes de todos los traspiés que Alonso dio dentro del propio equipo: neumáticos descompensados, cajas de cambio defectuosas montadas de manera consciente, estrategias manipuladas en beneficio de otros. Si fuese una zancadilla o dos... pero las sospechas de manipulación llegaron a ser un clamor entre los habitantes de los circuitos. Alonso retornó cual hijo pródigo a Renault donde se siente como en casa y no como en un cuartel de la legión en misión afgana.

Dennis, un hombre en muchos casos acertado, ha manejado como un mariscal de campo su empresa. Hay un par de anécdotas que le definen: hace unos años contrató a un mecánico al que facilitó el uniforme reglamentario; pantalones, zapatillas, camisas y... un reloj Tag Heuer suministrado por la marca suiza que al tiempo que patrocinador es copropietaria de la escuadra. A los dos días el técnico apareció por la puerta sin el citado cronómetro y que había decidido entregar a su chica. Dennis pidió explicaciones sobre el paradero del reloj y ante la respuesta balbuceante de "me lo he dejado en casa" recibió al rato su carta de despido como respuesta.

Hay más. Uno de sus ingenieros tuvo un affaire con una de las contadísimas empleadas que tiene la empresa ("las mujeres por aquí distraen", afirma Dennis). Una buena mañana al llegar a su puesto de trabajo se encontró todo su despacho desmontado en la plaza de parking que tenía asignada. Todo. La silla, la mesa, las fotos de los críos, su ordenador, etc. Subió disparado como uno de los coches que desarrollaba a pedir explicaciones a su superior ante lo que recibió una pregunta: "¿Por qué no sabía yo esto?", "Ron, es un tema privado, delicado, ya sabes...", ante lo que Dennis respondió "sí, pero yo esto tenía que saberlo y tu obligación era decírmelo". Esta conversación apócrifa dice mucho del talante del anglosajón.

Los significados de la palabra perdón o "mano izquierda" no entran en su vocabulario. Es más, tras la multa por espionaje que padeció McLaren en 2007, hay quien le sitúa detrás del montaje para pillar con los calzones bajados y con cinco prostitutas sado al sherif que le metió el puro: Max Mosley, el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo. Nadie puede asegurarlo con certeza pero tras conocer los antecedentes seguro que sonrió con malicia al conocer los detalles. Me da que se va a echar de menos su eficacia... pero va a recibir pocas felicitaciones en Navidad.