El balonmano español entra en recesión

La derrota ante Corea deja a los españoles sin opciones para la segunda fase, y culmina un fiasco que puede ser síntoma de nuestro futuro próximo en este deporte

Valero Rivera se echa las manos a la cabeza, en señal de incredulidad. Foto: Reuters

Uno echa la vista atrás, no demasiado, y ve a una selección cuasifija en el podio. Desde 1996, con el bronce en los Juegos de Atlanta, hasta el pasado 2008, en que colaboró en el preciado año de nuestro deporte con una nueva presea cobriza, esta vez en Pekín, han sido numerosos los logros conseguidos por el balonmano español. Entre ellos cabe destacar el de hace cuatro años, en un Mundial de Túnez donde los españoles se colgaron el oro, batiendo en la final a Croacia, selección que ejerce de anfitriona en la misma competición cuatro años después, y gran favorita tanto en ésta como en aquella ocasión.

Hablamos por entonces de una grata sorpresa, cuyo principal artífice fue el entrenador, Juan Carlos Pastor, a quien los jugadores ratificaron en su puesto en contra de los intereses de la propia Federación. Sin embargo, ahora toca hablar de cómo un plantel renovado en gran medida, y con nuevo técnico, se ha quedado a años luz de la reválida del campeonato. España, a las órdenes de Valero Rivera, redondeó esta tarde su nefasta actuación en el Mundial con una derrota ante Corea (23-24), por la que no pasará siquiera a la segunda fase, toda vez que la paliza sufrida la pasada noche contra los croatas (22-32), les había complicado ya en gran medida la lucha por las medallas.

Así, cuatro años más tarde, hemos de hablar de una nueva sorpresa, pero ésta de las que no gustan. Cierto es que las miras no eran demasiado altas, que el podio era visto con mucha más lejanía que en anteriores ocasiones, sobre todo a tenor de la juventud e inexperiencia imperante en el equipo -exceptuando a veteranos como Iker Romero, José Javier Hombrados, Juanín García o un David Barrufet que se retiró del equipo nacional para acabar regresando, según él, por expreso deseo de Valero Rivera-. Se hablaba de una transición en el conjunto, lo cual podía tener sus efectos secundarios. Ahora bien, difícil era imaginar semejante debacle.

Era incluso suficiente el empate en el partido de hoy, para pasar a la siguiente fase. Pero ni por esas. Los coreanos se cobraron venganza de la derrota en los cuartos de final de Pekín, logrando su primera victoria de la historia ante España, y relegándonos a la disputa de una humillante President Cup, donde se dan cita las doce peores selecciones del torneo. Así las cosas, semejante panorama apunta no sólo a un cambio generacional, sino también a que el balonmano español atravesará por una difícil etapa mientras encuentra un nuevo bloque de éxito. Obligados nos veríamos a hablar, pues, de una nueva crisis, más allá del plano monetario. Pero en fin, más vale no apresurarse a ejercer conjeturas precipitadas. Más bien, debemos pensar que, de la misma forma que hemos caído, nos podemos volver a levantar.