Y no se hizo la luz

MIÉRCOLES 28 DE ENERO DE 2009

Por enésima vez, Galicia vuelve a estar en primera plana informativa por asuntos desgraciados. Bueno, quizás no tan primera plana. Ya han pasado varios días y todos sabemos qué vende, cuándo y en qué circunstancias.

Galicia está al noroeste de España. Con el detalle de alejamiento de todo lo central (o cool) que implica el noroeste. Bien, pues mi ciudad está al noroeste de Galicia, ergo el noroeste del noroeste. Vamos, que hay que venir, no somos lugar de paso.

¿Es admisible que miles de personas sigan sin luz cinco días después del paso de un tremendo temporal? Ya conté por aquí mi particular experiencia, a la que quise añadir algún tinte semicómico. Pero, claro, muchos, demasiados, lo han pasado mal y las siguen pasando canutas.

A cuentagotas, algunos vecinos van reincorporándose día a día a la modernidad. Porque la luz, toma descubrimiento, es indispensable en nuestra vida cotidiana. De nuevo, pocos han estado a la altura.

Comentábamos esta mañana que un servicio tan esencial no puede estar en las manos de cualquiera. Menos de una empresa que ni tan siquiera le interesa vender una buena imagen. Que se limita a pasar el cazo y ni mira a los ojos a sus clientes.

Llamadas infructuosas, con falta de respuesta o coletillas del tipo "estamos trabajando en ello". Toda una red eléctrica gallega desbaratada. Y comprendo que el temporal, que ahora ya es ciclón y se llama "Klaus", haya sido un desmadre, con vientos mayores que en el mítico "Hortensia".

Pero no es tolerable que se tome todo con tanta parsimonia, que nadie hable aún de indemnizaciones ni multas millonarias, que nadie tire a esa compañía de las orejas hasta que les duelan. Que algunos municipios sólo tengan generadores en su capital urbana, por ejemplo.

Sin descuidar que algunos han hecho su agosto con toda su falta de vergüenza. El día después, hubo quien elevó en 300 euros, toma ya, el precio de lo que se convirtió en bien indispensable para salvar lo almacenado en los frigoríficos, por ejemplo.

Parece que muchos aún tendrán que esperar. Mientras, los responsables de no actuar a tiempo pagan páginas enteras de publicidad en la prensa de hoy, con falsedades como que la gente está aguantando. No, la gente está cabreada. Pero no lo queréis ver, porque os da exactamente igual.