Somos José Manuel Calderón

El base español sigue acercándose al récord de tiros libres anotados de forma consecutiva en la NBA. Un récord al alcance de muy pocos y para el que solo le queda anotar 11 lanzamientos más.

Dice José Manuel Calderón, en "su" cada vez más popular anuncio, que tienen los extremeños una forma única de mostrar su forma de vivir, de ofrecer a todos la calidad de vida de la que disfrutan. Dice que han dedicado todo su esfuerzo a construir una sociedad equilibrada, cuyos méritos pertenecen a todos y a cada uno de ellos. Y sus más fieles seguidores no podemos estar más de acuerdo.

En Toronto, tampoco se sorprenderían. Y en su equipo, los Raptors, menos aún. Trabajador, su carácter nos muestra día a día, partido a partido, su envidiable y envidiada forma de ser. No busca protagonismo, ni siquiera reconocimientos individuales. Juega cada noche por y para el nombre que lleva en el pecho, no para el que luce en la espalda. Se trata del más claro ejemplo que hay hoy día en la NBA de lo que allí denominan "Team First Mentality". Así se le distingue por su extraordinaria capacidad de generar juego y de hacer mejores a sus compañeros.

Calidad le sobra. Su esfuerzo bien le ha valido "una vida mejor". Un esfuerzo no muy distinto al que realiza al enfundarse cada partido la camiseta de su equipo, construyendo poco a poco un equipo cada vez más a su imagen y semejanza. Un equipo que le echa de menos en las lesiones y le aplaude y se contagia de su capacidad de liderazgo cuando está en la pista, impregnando a propios y extraños de una mentalidad ganadora en la que cada victoria no supone un objetivo, sino una consecuencia.

"Da igual si juego dos minutos o treinta y cinco, y no importa si anoto dos o veinticinco puntos. Lo importante es que el equipo gane y darlo todo en la cancha en cada minuto". Calderón repite a menudo esta frase, consciente de que el triunfo no es algo que pueda conseguir solo, sino con la suma de todos, a la vez que afirma creer que siempre hay espacio para crecer como jugador, y así ayudar más al equipo.

Buena prueba de ello y de su incansable paseo hacia la excelencia fue aquel verano en que, inquieto porque en la NBA corría el rumor de que su tiro exterior no era demasiado fiable, habló con su actual entrenador (entonces técnico asistente), Jay Triano, para ver cómo podía mejorar, y empezó a trabajar en una nueva mecánica de tiro. Corrigió la posición de su codo, orientándolo a canasta y le otorgó a todos y cada uno de sus lanzamientos una trayectoria más arqueada.

Ahora otro técnico pule su mecánica. Dave Hopla lleva tres años trabajando con Calderón para mejorar su tiro. El preparador estadounidense posee el récord de tiros libres anotados de forma consecutiva, desde que convirtiera 1.234 tiros libres durante una exhibición. Claro que nada tiene que ver una exhibición con enfrentarse cada noche a la fatídica (para muchos) línea de tiros libres, con todo lo que ello supone: cansancio acumulado, pulsaciones a tope, la presión de ganar cada partido, etc. Factores todos ellos, a simple vista, insignificantes para Calderón, quien desde el 11 de Abril de 2008, no ha fallado un tiro libre en partidos oficiales.

Ni en los Playoffs de la temporada pasada, ni durante los Juegos Olímpicos, el español falló desde esa distancia. Pero en partidos oficiales, y de temporada regular, en la NBA, ya suma 86 lanzamientos consecutivos sin fallo. Calderón se encuentra a tan solo 11 tiros libres del récord que ostenta, desde 1993, Michael Williams, en aquel momento jugador de Minessota que consiguió la marca de 97 lanzamientos convertidos de forma consecutiva.

Un récord de vértigo (desde aquel 11 de Abril, en la NBA se han fallado 9.423 tiros libres, entre los que destaca Dwight Howard, con 237 lanzamientos errados), que únicamente se consigue a base de incansable trabajo.

Un esfuerzo, que noche tras noche, lejos de ser físico, siquiera técnico, comprende grandes dosis de concentración, sólo al alcance de jugadores de la talla del extremeño.

Cada noche un poquito más, y ahora a ritmo de récord, somos José Manuel Calderón.