Las redes del circo

MARTES 17 DE FEBRERO DE 2009

No faltan razones para que tres cuartas partes del país estén con las manos en la cabeza tras el caso de Marta del Castillo. La confesión de Miguel Carcaño sobre su asesinato supuso el pistoletazo de salida para toda una serie de despropósitos.

Me detendré en mayor medida en la cobertura mediática del caso. Una cosa es la audiencia y otra el periodismo, visto lo visto. El fin de semana fue cuando los hechos cuando adquirieron el nuevo tinte. Pues bien, hubo quien no quiso esperar al lunes, para que luego hablen de vagancia...

En la noche del domingo, un programa de la siempre bien tratada (ironía) crónica negra de una cadena nacional invitaba a la ya ex novia del asesino confeso. Menor de edad, por cierto, pese al acompañamiento en plató de su señora madre.

No culparé a la chica, válgame. Diré que hay pocas entrañas en algunos periodistas y medios indagando más en la vida íntima de una parte no representativa de la juventud española que en el propio caso.

Lo digo porque no acabo de entender la importancia en un asesinato de cuántas novias tuvo el interfecto, sus edades o su capacidad para ser desinhibidas. No es la única cadena: en su inmediata competencia hablaban de culto al cuerpo y de consumo de alcohol y drogas.

Sin mayores pruebas, se pretende arrojar una oscuridad insólita sobre gente que rodea a alguien que se reconoce asesino. Como si sus aledaños tengan que guardar, necesariamente, influencia en el luctuoso suceso. Mientras, Marta no aparece y el circo tiene, cada día, una carpa más grande...