Y ahora, todos   pa´   Cádiz...

Porque comienza su Carnaval. Anoche se celebró la gran final de agrupaciones y hoy se da el pistoletazo de salida con el pregón y las aprimeras actuaciones. Deje usted un ratito los documentales de la 2 y asómese a este mundo...

Las Muchachas Del Congelao

Cuando falla el Falla, el Gran Teatro, Cádiz se rompe la camisa y se quita el maquillaje para dejar al aire la máscara que todos sus habitantes llevan en realidad puesta todo el año. De madrugada, cuando aún no han acabado de salir todas las estrellas en el cielo y los operarios municipales andan colocando las calles ordenadamente, el jurado de la edición de agrupaciones ha dado a conocer su veredicto, inapelable en las tablas y siempre recurrido en las plazas: el coro “Cuando yo me pele”, la comparsa “La madre que me parió”, el cuarteto “Los que esperando la sentencia se llevaron la penitencia” y la chirigota “Salón de belleza El Tijerita”, fueron los ganadores en una noche siempre tópicamente mágica. Un zafarrancho de gamberrismo ilustrado y artillería pesada de tangos, cuplés y pasodobles de los que nadie se salva, ni la princesa Letizia que, dicen, es la que manda sobre el Príncipe Felipe al que ni consulta cuando hay que hacer obras en casa, “como mover un tabique…” ¿Lo pillan…?Pues así....

Carnaval de Cádiz

Y entre todo ello la categoría reina es sin duda la chirigota, porque la gente quiere, queremos reír, sobre todo de nosotros mismos. Esta gala constituye en Cádiz y buena parte de Andalucía una cita ineludible para los amantes de cualquier cosa porque todo cabe en ella, y ahí se rinde homenaje al ingenio en todas sus caras, letras, vestuarios, crítica social y política y, de una manera imprescindible, al cachondeo en el sentido más jardielponceliano, por decir. Esto bien lo entendió una de las chirigotas finalista “Las muchachas del congelao” en escurridiza referencia a Walt Disney, en la que sus integrantes iban disfrazados de personajes femeninos de sus películas, de Blancanieves a Esmeralda, Cenicienta o Pochontas entre otras, salvo su “jefe” el gordísimo canijo de Carmona que representaba a la princesa Fiona, “verde porque Dreamworks me ha hecho así…”, y gorda como “una mezcla entre Falete y el increíble Hulk”.
Los Tijeritas, para entonces, habían convertido el escenario en un salón de belleza por el que fueron pasando distintos personajes, desde banqueros que iban a cortarse las puntas, las de unas descomunales cornamentas, hasta sus propias madres.
Y el Selu con “Los Enteraos” representaron para delirio del respetable a un tipo muy característico de la zona, el que todo lo sabe de todo, de electricidad, de economía, de poesía, de furbo “…porque he estao treinta años jugando en juveniles”. Perfectos, como la cancioncilla declarando su furibunda pasión por la belleza de la alcaldesa Teófila Martínez.
La final de este concurso es el pistoletazo de salida a los carnavales gaditanos que hoy sábado comenzarán oficialmente con el pregón del cantautor Javier Ruibal y los primeros desfiles y actuaciones de todas las agrupaciones, de las que han participado en este concurso oficial y de las guerrilleras que inundan la ciudad al margen de reglamentos y miramientos, tal vez, el plato fuerte de la juerga. En Cádiz, dicen los lugareños, hay que mamar, pero a falta de eso bien está un fino o unas cañas que acompañar a la fritura de pescado y el marisqueo de la zona. Comienza así un carnaval singular, uno de los escasísimos que sobrevivió a la dictadura en su formato actual y que tal vez por eso ha creado un tipo de composiciones retorcidas e inteligentísimas que en su momento les salvó de la censura y ahora constituyen una seña de identidad indeleble en una ciudad para la que cualquier cosa, si se dice con una pizca de sal, sabe mejor. Posiblemente menos lujoso, menos elaborado y colorido, menos afeminado, menos vistoso y menos organizado, pero infinitamente más divertido y trasgresor cuando las cosas, hasta las más arduas y bochornosas se dicen sin necesidad de decirlas.
Ahora, a la calle, que Cádiz abre sus siete puertas a todos los que traigan en la maleta quintales de ganas de pasarlo bien, compartir risas, alegrías y empellones, donde la reina es la espontaneidad y la

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