Colegiarse ya no será obligatorio

A finales de año una directiva europea suprimirá la obligatoriedad de colegiarse en un colegio profesional para el ejercicio de cualquier profesión, una novedosa norma que presenta a priori no pocas incógnitas...

Para cuando acabe el año a los colegios profesionales los van a poner a hacer deberes, concretamente un ejercicio de reflexión sobre sí mismos, su carácter de figuras más o menos paterna y, de un modo muy especial, la introspección sobre sus nuevas funciones en un nuevo marco incomparable en el que la colegiación a estos organismos ya no será obligatoria.

Esto será a partir del próximo Día de los Inocentes, el veintiocho de Diciembre, fecha en que entra en vigor la Directiva de Servicios Bolkstein que, entre otros aspectos, deroga dicha obligación de colegiarse para el ejercicio de una profesión.

Lógicamente esta norma requiere su peculiar trámite parlamentario pero el hecho de tratarse de una Directa europea implica que puede ser invocada desde el mismo día de su entrada en vigor con independencia de que los gobiernos nacionales hayan regulado o no la materia para entonces.

De esta forma estará por ver el nuevo papel que asumen los distintos colegios afectados ya que son muchas las cuestiones que quedan en el aire y otras tantas en el limbo. Así, se habla de que cualquiera, debidamente habilitado para ello se entiende, puede comenzar su trabajo profesional de tal suerte que el respectivo colegio únicamente tenga que supervisar “que todo está en orden”, raquítica función cuando además puede preverse la creación de un órgano externo que cumpla esta misma función, aunque solo sea por querer buscarle alguna tarea para el recreo.

Y, naturalmente, quien dice no colegiación dice no al pago de cuotas, la principal fontana de ingresos, realmente holgados, de estos entes y plataforma pública para no pocos de sus miembros más ilustres.

Pero nada de esto podrá afectar en todo caso a la pervivencia de los colegios profesionales ya que en última instancia su existencia está recogida en la Constitución, por lo que no queda otra que articular un reajuste soberano de funciones y encomiendas cuyo atractivo para los distintos profesionales está aún por ver.

Sea como fuere, medidas como estas ayudan a reducir la presión en el trabajo en la medida en que facilitan su desarrollo siquiera eliminando un gasto, el colegial, que al menos para muchos y más allá de su cuantía, es un dinero perdido.

A falta de ver sus primeros resultados esperemos que medidas como estas de los colegios acaben por crear escuela.

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