Banderitas y canciones

¿Para qué sirven las "fiestas nacionales?

Del mismo modo que para muchos el 12 de octubre es el día del Pilar, y no la Fiesta Nacional (para mí, ninguna de las 2 cosas), hoy, 23 de abril, yo celebro el día del Libro, y no el día de Aragón.

Estos días los políticos de Aragón se visten y salen a la calle a celebrar que son aragoneses. Pronuncian discursos vacíos de contenido que luego los medios analizarán como si fueran los 10 mandamientos. Dan premios a personas que, se supone, han hecho algo interesante. Hoy se tocará el himno de Aragón, (no el que todo el mundo canta, sino éste) La calle principal de Zaragoza está cortada. Hay un gran escenario del cual -increíble pero cierto- se cuelgan y descuelgan artistas vestidos de blanco, al tiempo que atrona "música aragonesa" en Aragón (ayer Héroes del Silencio).

Estoy seguro que todo esto ocurre, cuando toca, en Madrid, Murcia, Galicia, Francia, Estados Unidos, México... Me parece igual de interesante.

Me aburre el nacionalismo, el apego a la tierra por el hecho casual de haber nacido en ella. Da igual que sea un localismo "simpático" (cantos a las huertas de mi comarca, como se recitaba La flor de mi secreto) que himnos agresivos. Son todos intentos incomprensibles de afianzar la identidad. O bien son inútiles (quien se considera aragonés no necesita que un hombre con traje le recuerde qué bonito es ser aragonés; quien no, le dará igual) o bien son intromisiones ilegítimas en el sentimiento identitario de los ciudadanos (pues el nacionalismo no es otra cosa: un sentimiento).

Se supone que son momentos de unión, de "suma y vencerás", de alegría. Pero siempre se encuentra alguna excusa que acaba "empañando este bonito día". Siempre hay quien se siente desplazado, quién reivindica más autonomía, más poder, más dinero, más influencia.

No son excepciones. Es lo lógico.

La nación es natural y el estado artificial, dicen muchos. La política oprime los sentimientos. Días como éste demuestran que crear una nación requiere mucho trabajo.

¿Y para qué?

Ah. Y me molesta mucho que los "días de" coincidan, casualmente claro está, con festividades religiosas. Otra muestra de la intromisión de la iglesia en la política.