Federer, ahora o nunca

El suizo tiene ante sí una oportunidad única de hacerse con Roland Garros, su gran apuesta pendiente

Federer, en su duelo de octavos ante Tommy Haas. Foto: AP

Hace apenas dos semanas, presenciábamos el desenlace del Masters 1000 de Madrid, y confiábamos en que la tierra parisina depararía un resultado totalmente contrapuesto a aquél. Primeramente, los que así pensábamos lo hacíamos con la práctica total seguridad de que la final de Roland Garros acogería, por cuarto año consecutivo, un nuevo duelo entre las dos mejores raquetas del mundo.

Desconocíamos la macabra broma que el destino había preparado a Rafa Nadal. Quién podía imaginar que una tarde de domingo, el número 25 del mundo, un sueco de apellido Soderling, frenaría repentinamente el objetivo del manacorí, levantar por quinto año la Copa de los Mosqueteros.

Aún con la incredulidad presente, si hay algo claro, es que lo acaecido ayer en la Philippe Chatrier beneficia a las opciones de triunfo del resto de tenistas, pero sobremanera a uno de ellos. Roger Federer tiene ante sí una ocasión única, para lograr el único Grand Slam que se le resiste, para conquistar por vez primera el mayor torneo sobre polvo de ladrillo. Más después de haber salvado de tal manera el pellejo ante el alemán Tommy Haas. La derrota de su verdugo en las tres últimas finales, unida a la eliminación de Djokovic en tercera ronda ante el alemán Kohlschreiber -a su vez eliminado en octavos por nuestra última esperanza patria, el gerundense Tommy Robredo-, ha dejado el camino totalmente allanado al suizo.

Su rival en cuartos saldrá del duelo entre Roddick y el francés Gael Monfils, héroe local junto a Tsonga. Quizá el único aliciente del hipotético duelo entre Monfils y Federer, sea ver por quién se decantan los franceses a la hora de animar. Y es que por momentos uno puede incluso pensar que Federer es más gabacho que el Roquefort. De la misma forma, parece que Nadal es el único culpable de que hayan transcurrido nada menos que 26 años, desde la última vez que Francia vio a un compatriota -el célebre Yannick Noah- ganar Roland Garros.

Patente la poca dificultad que, a priori, parecen representar cualquiera de los dos posibles rivales del suizo en su antepenúltimo escalón hacia el torneo, y elucubrando con las posibles semifinales y final, el panorama no es muy diferente. Robredo, Tsonga o Del Potro, son sus posibles rivales en semis. Claro está que los deseos propios pasan por que Tommy vengue a Nadal y al resto de nuestra Armada, haciendo un año más la 'puñeta' a los franceses. Si bien, resulta cuanto menos complicado creer realmente que esto vaya a ocurrir.

El final de este presunto camino hacia la gloria del número 2 del mundo, tiene por el momento a cuatro posibles espectadores de excepción: Soderling, Davydenko, González y el tercer cabeza de serie, Andy Murray. Muchos apuntan al último como el único con serias opciones de separar a Federer del título. No obstante, su palmarés le delata: el escocés nunca ha ganado un torneo sobre tierra. Ni siquiera ha llegado a una final.

Así las cosas, lo que a día de hoy no es más que una quimera, dentro de 6 días puede convertirse en una realidad. En caso de así serlo, y dejando a un lado las preferencias por uno u otro tenista, es indudable que el tenis habría hecho justicia con uno de los más grandes. No sería justo que Roger Federer se despidiera de su deporte sin haber triunfado en París, así como tampoco lo es que quien lleva haciéndolo en cuatro ocasiones consecutivas, no vea reconocido su esfuerzo y admiración por este torneo. De todos modos, de tenis se habla en la pista. Y estos dos señores aún tienen lengua para rato.