De ciencia ficción.

"No es cine, es ciencia" proclamaba Pé en un anuncio de champús. De ciencia ficción, añadiría yo, porque justo esta mañana y aún sin café, he leído en El País tres noticias a cada cual más sorprendente sobre la ciencia del cine, que, a fin de cuentas, la pinten como la pinten, es la ciencia de hacer dinero como la de cualquier otra industria.

La primera es la llamada Fiesta del Cine. Consiste en ir al cine por dos euros durante tres días. Como si los espectadores fueran perros de Pavlov, adiestrarlos para que vuelvan. Organizadores, no creo que una familia con el padre en paro, la madre limpiando escaleras y un par de críos, pueda pasar de los ocho euros del experimento a los cerca de treinta un sábado normal (alrededor de siete por cada entrada en Madrid). A esto súmale el aparcamiento, las palomitas y pídele a Dios que al niño no se le antoje un globo y te dé la tarde. ¿A nadie se le ha ocurrido bajar un par de euretes la entrada per sé y fidelizar así a la gente con las salas? ¿No hay un empresario que piense en el largo plazo?

La siguiente pertenece a la ciencia ficción de la buena. Ésa en la que los humanos vencen el ataque alienígena con canciones de Tom Jones. PRISA la titula El día en que lo cortrometajistas tomarán los cines porque la cadena de cines UGC va a estrenar los cortos de Eduardo Chapero-Jackson reunidos como si fueran un largometraje. ¿Un largometraje?, preguntarán los escépticos. Sí, en un paquete con varios, todos seguidos y aun así su duración, 64 minutos, es menor que la de una de esas series que la gente se embucha. "Si compras libros de cuentos, ¿por qué no saborear igual los cortos?", se pregunta Chapero-Jackson esperanzado que los mismos que devoran a Alice Munro, Chejov, Cheever o Carver lo devoren también a él. Tocayo, te lo mereces.

La última de todas es merecedora de un género nuevo que no me atrevo a bautizar. Es una entrevista a Ignasi Guardians, reciente director del ICAA (Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales), en la que habla de la nueva Ley del Cine con una también renovada política de subvenciones. Guardians cuenta que las descargas legales computarán igual para las subvenciones que la asistencia del público a las salas. ¿Qué son las descargas legales? ¿No estaría esto relacionado con la noticia primera y mejor acicatear a las salas a que bajen el precio de las entradas en el país en el que se inventó la picaresca?

La cosa no acaba aquí. Entre las nueva normativa hay un desaguisado que me pregunto si esos untados de la gente del cine a los que se refería Rajoy aceptarán. Además sorprende viniendo de alguien que, en teoría, ha de conocer la industria. Guardians propone  que determinadas nominaciones a un festival y determinados premios tengan consecuencias a efectos de puntos para la obtención de una ayuda. Dar dinero a una película en función de los premios recibidos es casi una contradicción: los premios realmente no se dan para galardonar a los mejores, sino para promocionar una cinta y llevar a más gente a las salas. Con lo que, en principio, es una ley que lo que conseguirá es beneficiar al rico.

Esta idea demuestra que Guardians, además, desconoce algo más profundo: la historia del cine. Creer que una película es mejor por los galardones es casi como creer que unos pantalones reversibles Adidas por un lado-Nike por otro comprados en un mercadillo cuelan por auténticos. Ignasi, Chapero-Jackson ganó por Alumbramiento el Premio del Cine Europeo, es decir, el más importante de Europa mientras la de su propio país ni lo nominó a los Goya; Ciudadano Kane sólo se llevó el Oscar al Mejor Guión, y ni Kubrick ni Hitchcock ni Robert Alman, por sólo citar tres, consiguieron el de Mejor Director en su vida.