Segunda etapa: la vida sigue igual

Llegó julio y con él, como siempre, una nueva edición del Tour. Las primeras etapas ayudan a que mucha gente encienda el televisor después de comer, sintonice la segunda cadena de TVE y se deje llevar...

Pocas cosas cambian en estas fechas veraniegas. Para muchos ya es una tradición aquello de echarse la siesta con las primeras pedaladas. Mientras unos sufren y desgastan sus fuerzas, los demás hacen lo contrario, se relajan y simplemente hacen el esfuerzo de parpadear para que los ojos no se sequen.

La verdad es que es difícil estar pegado al televisor cuando la organización prepara estos recorridos largos, llanos, anodinos... No son momentos en los que se haga mucha afición al ciclismo. Es más de lo mismo año tras año: fugas de unos pocos que intentan el imposible desde el principio, un pelotón relajado y que hasta que no quedan menos de 30 kilómetros no empieza a apretar. Ahí es cuando los escapados tiemblan y, en la mayoría de los casos, acaban siendo neutralizados.

Hoy no ha sido menos y los cuatro que han encabezado la carrera durante no pocos minutos han dado con sus huesos de nuevo en el pelotón a falta de poco más de 10 kilómetros para el final. Pero no sólo es esto lo que sigue igual, sino que ahora también los sprints resultan conocidos. Desde hace un año un británico que corre en el Team Columbia, Mark Canvendish, se ha hecho con la hegemonía de los finales de etapa en masa. No hay quién pueda con él, se le nota con un punto más que el resto de los velocistas. Esta tarde ni siquiera se le ha podido hacer sombra porque ha habido una caída en la última curva antes de meta y triunfo ha sido indiscutible. Y por si fuera poco, cuenta con un gran equipo que le facilita aún más el trabajo, porque gana uno, es cierto, pero es mucho más complicado si no tienes a tres o cuatro corredores que te llevan arropado hasta pocos metros del final.

De esta forma se ha hecho Cavendish con su primer triunfo de etapa en este Tour 2009 que a buen seguro no va a ser el último, visto lo visto. Los Freire, Hushovd y compañía lo tienen muy difícil.