Sergio Ramos, el talento desperdiciado

Un talento tirado a la basura. En el año 2005, el Real Madrid fichó a uno de los jugadores con mayor proyección de Europa, a día de hoy es un talento desperdiciado. Fue el primer fichaje español de Florentino Pérez, el defensa más caro en la historia de la liga española hasta entonces .Llamado a marcar un antes y un después, pronto se convirtió en uno de los iconos del madridismo.

Sergio Ramos se lamenta durante un partido

Álvaro Luna Martínez.- Heredó el  ´4´ inmaculado de Fernando Hierro, leyenda viva de la reciente historia blanca, un acto de valentía y desparpajo en un joven que acaba de llegar al Real Madrid. Sus dos primeras temporadas fueron fantásticas, - “¡Sergio Ramos!, ¡Sergio Ramos!, ¡Sergio Ramos!” – gritaba por aquel entonces el Santiago Bernabéu, acompañando sus cánticos con inagotables palmas que parecían arder en aplausos. No era para menos, era la nueva joya de la casa blanca, un diamante que había que pulir. Espíritu de entrega, trabajo y sencillez salían al verde cada vez que lucía el escudo del Real Madrid. Representaba a la perfección los valores madridistas del  siglo veintiuno. Ese fue el antes, ahora viene el después, el talento tirado a la basura.

Bienvenido el éxito, adiós a la cabeza, adiós al fútbol. Esta sería la secuencia correcta; Sergio Ramos llegó, trabajó, triunfó y desapareció. Ya quedan lejos el espíritu de entrega, el trabajo y la sencillez. Aún así siendo un diamante en bruto y un gran jugador, pero hay que pulirlo, y en este caso el Real Madrid no parece por la labor. Del jugador ya ni hablamos, demasiado conformismo. Sus errores en las marcas son constantes, sube como si fuera un extremo y baja a defender como si fuera un delantero. Para un defensa lo primero debe ser defender, y eso es algo que Sergio Ramos parece no entender.

Ejemplo de ello son los dos goles de EE. UU en la pasada Copa Confederaciones; en el primero pierde el balón y baja andando obligando a Puyol a dejar libre a su marca, mientras que en el segundo no sigue a su marca –pasa delante suya, para después robarle la cartera- . "No he visto que tenía nadie a mi espalda, pensé que estaba solo y se me anticiparon". A Dempsey le vio toda España menos él. No creo a Sergio Ramos, no creo en Sergio Ramos.

Es un gran jugador, magnífico para la gran mayoría de clubes europeos, pero está muy lejos de rendir a su verdadero nivel. El conformismo y la ramplonería comienzan ya a ensuciar el ´4´ inmaculado dejado por Fernando Hierro. El Real Madrid, mejor club del siglo veinte, debería actuar de cara a la nueva temporada, dejar las cosas claras y pulir de una vez el diamante. Si esto no fuera así, cabría decir que en el Santiago Bernabéu existen muchas puertas, y la de atrás suele estar muy bien para este tipo de jugadores.

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