La perla blanca deja el Madrid

El fichaje más 'galáctico' del presidente más 'infame' que se ha sentado en el Santiago Bernabéu cambia el merengue por la cerveza alemana. ¿Buena elección?

El joven holandés llegó a la capital madrileña para olvidar aquellas promesas sin cumplir que hoy son una realidad. Ramón Calderón prometió el oro y el moro y sólo consiguió al 'tulipán' cuando Robben se vendía por liquidación. La certeza de su calidad futbolística tan sólo es comparable con el impepinable expediente médico que ha generado en los últimos años.

Robben reúne las características que toda estrella del fútbol debe tener. Desborda, encara y se mueve con velocidad. Un extremo que busca la banda. Una zurda que busca el gol. Pero todo héroe tiene su 'criptonita' particular.

Cada equipo practica un fútbol en función de sus circunstancias. Los equipos medios o bajos precisan de jugadores que resalten y que 'tiren del carro' más que otros. El fútbol de éstos se diseña según las características de estas estrellas. Y cuando éstas funcionan, el equipo también funciona.

El Real Madrid o el F.C. Barcelona tienen otros registros. Se mueven con otros parámetros. En estos clubes conviene que la calidad de sus jugadores esté relativamente equilibrada y responda a un patrón común. Los equipos históricamente punteros trabajan en el terreno de juego como una orquesta sinfónica: cada uno toca su instrumento para crear un sonido uniforme y homogéneo. Los solistas están hechos de otra pasta.

Robben siempre fue un rockero solitario. Llegó al Real Madrid con una vitola de líder que con el tiempo le superó. La incompetencia de su mentor, Ramón Calderón, cargó con demasiado peso la figura de un futbolista que, aunque había demostrado ser un gran futbolista tenía todavía mucho que trabajar para mejorar. El holandés se adueñó de la banda del Bernabéu y las esperanzas frustradas de los ingenuos aficionados que creyeron a Calderón se volcaron sobre el 'tulipán'. Más tarde lo que ocurrió fue que las lesiones frenaron su evolución y que este quiso recuperar el tiempo perdido con demasiadas prisas.

Existen grandes futbolistas (sólo los más grandes) que no están hechos para el banquillo. Robben es uno de ellos. Ni a él ni a su ex equipo les convenía prolongar esta relación. El holandés ha sido uno de los mejores durante la pretemporada del Real Madrid. No sólo ha marcado goles sino que ha exhibido el fútbol que tiene en sus botas. Pero no tiene sitio en el once inicial.

El atasco que tiene el Real Madrid en el centro del campo (Xabi Alonso, CR9, Lass, Granero, Guti, Kaká, Gago...) convertía a Robben en un excelente jugador que podría haber tenido su oportunidad en una temporada que parece ser larga y competitiva. A nadie le sienta bien el banquillo pero a Robben menos aún. Ya que su estilo y su personalidad futbolística le hubieran llevado a un callejón sin salida.

Los pocos minutos que hubiera tenido el jugador los hubiera desperdiciado intentando convencer al público. Abusaría del balón y forzaría tanto las jugadas que ni él ni su equipo hubieran sacado cosas en claro. Menos aún cuando a la vuelta de la esquina se disputará un Mundial de fútbol donde todos quieren estar con sus selecciones.

Mucha suerte al rockero solitario. Su fichaje por el Bayern le conviene a él y al Real Madrid. Y seguramente a Ribery. Pero eso es otra historia (que el año que viene comentaremos)

Carlos Felipe