Eurobasket ´09: que viene, que viene..

Arranca el Eurobasket de Polonia 2009 con las miradas de toda Europa en nuestra selección. Pero el camino no será fácil, y el equipo que dirige Sergio Scariolo tendrá que enfrentarse a las grandes potencias continentales para conseguir una medalla de oro que se le resiste a la historia del baloncesto español.

Juan Carlos "la bomba" Navarro será uno de los referentes de nuestra selección española en Polonia

Al término del último Eurobasket disputado en Madrid, dejaron de contarse con los dedos de una mano las finales continentales que perdía el baloncesto español. Hasta ocho Eurobasket en los que consiguió medalla, seis de ellos tras perder el último y definitivo partido. Ese que separa el éxito del fracaso, las sonrisas de las lágrimas... ese partido que una vez más pone en común a toda Europa, cuando prácticamente de manera unánime, afirma que España se hará con la inédita medalla de oro.

Así, mientras todo el continente ve como favorita a nuestra selección, ésta afronta un paulatino cambio generacional que intenta paliar las ausencias de ilustres piezas del puzzle de éxitos anteriores, como Carlos Jiménez o Berni Rodríguez. Un total de cinco jugadores por debajo de los 25 años mantiene ese principio no escrito por el que el combinado nacional mezcla veteranía y juventud, experiencia e ilusión. Un equipo compuesto por MVPs de todo tipo, un campeón de la NBA, un joven por el que suspiraba el mundo entero hasta hace unos días, otros dos jugadores drafteados por la mejor liga del planeta, el flamante fichaje estrella del Real Madrid.. y dirigido por el amante de la táctica y del trabajo exhaustivo (en cancha y fuera de ella), Sergio Scariolo.

Una máquina engrasada cuyo destino no es otro que el oro. Un objetivo al que ansían llegar por acumulación, como consecuencia de las cosas bien hechas, de un baloncesto preciso que además genere espectáculo. El mismo que enamoró a todos desde Japón, que nos hizo vibrar en Madrid, y por el que no nos importó madrugar cuando deslumbraron en Pekín. Tres competiciones, tres finales... ¿será la de Polonia la cuarta final consecutiva de una generación a la que poco le queda por conseguir? Soñar sigue siendo gratis, pero hacerlo por este equipo, sea cual sea el resultado, supone garantía de éxito. 

Se les supone ilusión, hambre, compromiso... con ellos, y sobretodo con nosotros, con el país al que representan. Pero evidentemente, no estarán solos, y no será tan fácil como parece. Serbia será el primer escollo, fácil de superar si tenemos en cuenta anteriores resultados, pero difícil si nos confiamos y no confiamos en la savia nueva por la que apuestan desde este año. Una media de edad de 23 años que a priori debería generar ilusión, y ganas de cambiar una imagen que de un glorioso tiempo a esta parte, deja mucho que desear. Jugadores como Tripkovic (DKV Joventut) o Velickovic (Real Madrid), e incluso el NBA Krstic (Oklahoma City thunders), tienen por delante invertir esa tendencia derrotista que caracteriza los últimos años de baloncesto serbio. Después llegará Gran Bretaña, un equipo tan inexperto como imprevisible. Progresar como selección debería ser su objetivo en este Eurobasket, pero sin duda dejarán una puerta abierta a posibles sorpresas, a pesar de no poder contar finalmente con Luol Deng o Ben Gordon. Para cerrar la primera fase, España se verá las caras con la eterna promesa europea, Eslovenia, que se encontrará en Polonia ante su gran oportunidad de lograr su primera medalla continental, ya que contará en sus filas con tres jugadores NBA como Udrih, Dragic y Brezec, y otras tantas figuras del baloncesto europeo como Lorbek, Lakovic o Nachbar.

En el Grupo D, con el que si no hay imprevistos se cruzará España en la segunda fase, compite Turquía, que prepara el Mundial que tendrá a bien organizar el año que viene, Lituania, firme candidata a los puestos de medalla si tenemos en cuenta el último amistoso que jugó contra España y obviamos sus múltiples ausencias, Polonia como anfitriona contando con un equipo muy completo y talentoso, y Bulgaria, a tener en cuenta aunque solo sea por quien dirige el equipo: Pini Gherson, santo y seña del Maccabi de la última década. 

Por la otra "parte del cuadro", tenísticamente hablando, en el Grupo A está encuadrada Grecia, que compite bajo la bandera del "renovarse o morir" tras perder referentes de la talla de Papaloukas o Diamantidis, Croacia, dispuesta a terminar de destacar en una gran cita continental de estas características de la mano de los clásicos Planinic, Ukic, Banic o Vujcic, una siempre correosa Israel, incansables luchadores comandados por el incombustible Tal Burnstein y la nueva perla del Caja Laboral de Vitoria, Lior Eliyahu, y Macedonia, que competirá de la mano de Massey y el veterano Stefanov, por no ser "la cenicienta" de este Eurobasket.

Finalmente el Grupo B, quizás el más fuerte de los cuatro, cuenta con Rusia, que defenderá el título conquistado en Madrid hace dos años con un equipo totalmente desconocido si lo comparamos con aquel que nos arrebató la gloria continental en nuestro propio territorio, la "repescada" Francia, que con un quinteto titular NBA cuenta como favorita a las medallas desde que accediera al Eurobasket (aunque por la "puerta de atrás"), Alemania, que intentará no echar demasiado en falta a su estrella Dirk Nowitzki, y Letonia, que cuenta con la madurez y la experiencia necesaria para dar el salto de calidad que se le supone con jugadores del nivel de Biedrins, Valters, Blums o el siempre controvertido Kambala.

Tan sólo unas horas restan para que dé comienzo el mayor espectáculo baloncestístico del continente, España mediante. Sin duda un camino largo y difícil a partes iguales que esperemos dé con los huesos de nuestra selección en la final del día 20, cambiando de una vez por todas ese trágico desenlace que tantos tildaron (y tildan) de fracaso, olvidando que de alcanzar ese último partido, se trataría de la cuarta final consecutiva para la generación de Gasol, Navarro y "compañía" (dichosa compañía). Sea como fuere, un año más, conseguir el oro o no, vuelve a estar en nuestras manos. Y en la de ellos.

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