La profecía autocumplida del PP

Los populares lanzan las campanas al vuelo. Creen que las tienen todas consigo y viven inmersos en la nube de la, dicen, más que segura victoria en las urnas.

“Malos son los etarras, los violadores y los asesinos. Nosotros… nosotros somos cojonudos (…) Aquí o follas o te follan”. La cita es de Juan Diego, empresario depravado y sin hiel en Casual Day. Uno de los pavores en cualquier medio de comunicación tradicional es reconocer los errores. No se yerra. Jamás. Ni un paso atrás. En este Confidencial ese miedo no existe, porque la información nunca genera víctimas, mantiene su lema de cabecera. Así que sí. A este medio le contaron que el Debate sobre el Estado de la Región podía llevar aparejado un cambio de Gobierno. Se lo contó una fuente tan solvente como fiable. Y no fue. Esta vez no. No... ¿por ahora?

Pero de lo que no cabe duda es de que hay nerviosismo. Tanta agitación que algunos, para parecer que trabajan, se dedican a ir de un lado a otro, a marear la perdiz, a que se les vea atareados. Se reúnen en discretos restaurantes. Hablan por teléfono a escondidas. Se les puede encontrar un mediodía con cara de circunstancias. No necesitan recorrer los 5.500 kilómetros semanales de los que presume el presidente de la Junta, José María Barreda, pero casi. Éste, por cierto, al menos tiene una lección bien aprendida de su predecesor y hoy presidente del Congreso, José Bono: hay que conocer hasta el segundo apellido del último tonto del pueblo más pequeño. Y si es posible, preguntarle por su vida.

Para eso hay que tener asesores dispuestos a estar en planta a las 4 de la mañana y no echarse a dormir nunca antes de la medianoche. Es una jodienda, pero por eso no sirve cualquiera para asesor. Por mucho que entre los profesionales allegados (entre ellos muchos del periodisteo), la comidilla sea el pastón que se levantan cada mes los dichosos asesores. Claro. Es que tuvo que pelear para llegar ahí, salvo los de lazos familiares (entiéndase familia en su acepción más amplia), que a lo mejor resulta que se lo pelean también a diario. Eso es lo que nunca se cuenta y lo que no te va a decir el asesor en cuestión. Bastante tiene con sostener a diario la mentira piadosa de que su líder es un semidiós. No le pagan por lucirse, sino por lucir a su jefe.

Y eso es lo más chocante de algunos asesores de todo pelaje que pululan por la oposición política local, provincial y regional. Que están ufanos, espídicos, exultantes, y lo que es peor, contagiados por sus asesorados. Convencidos de que a Barreda le quedan dos telediarios, y que si no es CCM será el Aeropuerto de Ciudad Real, y si no Seseña, y si no Chinchilla. Y si no cualquier pufo de los que dicen con la boca pequeña que hay en Hellín, o en las Delegaciones provinciales de la Junta, o las licencias de TDT, o el alcalde de Noblejas que fue denunciado por agresión por una compañera de partido y que facturó al boss, justamente, como asesor.

Pues entre pitos y flautas, resulta que el bueno de José María (que tiene tantos pelos de tonto como cabellos negros en su canoso cráneo), ya ha anunciado que, tal como le va en el cuento democrático, se presenta otra vez. Que no hay lobo feroz, que para 2011 España ha vuelto a levantar cabeza, y que es Cospedal quien debe demostrar que vale un Potosí. Ni él se va, ni cambia a los suyos (sólo un juego de cromos en segundos niveles, sile, sile, nole, nole), ni cuenta con asesores triunfalistas. Quizá algo mesiánicos, quizá algo entregados a la patria, pero no triunfalistas.

¿Quién ganó el Debate sobre el Estado de la Región que sin pena ni gloria siguió un Albacete en plena Feria? Es como preguntar de qué color es el caballo blanco de la adivinanza (o el cabello blanco de Barreda): Cospedal para los populares y sus adlátares; Barreda para su grey, que es por influencia social mucho mayor a la de su oponente. Para un observador externo sólo vale una anotación: la secretaria general del PP habría ganado de calle si no hubiera habido dúplica del presidente.

Pero la hubo. Tenía dos minutos para desmontar la credibilidad de doña María Dolores, y le sobraron 30 segundos. Por el contrario, ella extravió los dos últimos minutos de su segunda réplica e insistió en un bucle de acusaciones tan vacío de contenido como viciado, manido y recurrente. Quizá es injusto que una contienda la determinen los primeros y los últimos instantes de cada púgil. Pero es lo que hay en esta llamada sociedad del conocimiento. Fíjese la presumible candidata si tenía armas para echarle en cara a su rival, empezando por la de que, para él, no había límite de tiempo. Pero no se estructuró, no terminó de dar puntada fina. O algún asesor suyo no supo hacerlo.

Aun así, desde el PP aplauden su propio vaticinio, enfermado de profecía autocumplida. Primero fueron los 20 puntos de distancia en las europeas en esta capital: por más que remonten los sociatas, decían, se quedan a años luz. Veremos. Ahora es la buena nueva de que su jefa de filas ganó el asalto de septiembre de 2009. Y eso que estaba de luna de miel, les falta añadir con el pecho bien henchido. Oiga, vale, mire, pero sólo así a modo de concretar y saber de qué hablamos: ¿qué porcentaje de población más o menos siguió el debate? ¿Y qué porcentaje decidió en ese momento su voto?

Que en el PSOE hay nervios no cabe duda. Saben que ni la coyuntura, ni la actualidad, ni los desmanes de los amigos de los mandamases, son argumentos a su favor. Pero tienen, frente por frente, un partido demasiado acostumbrado en los últimos 25 años a tragársela doblada con tal de estar en el reparto de las migajas de la tarta, y que de la noche a la mañana se cree emperador de Roma. Permitan el carraspeo, el susurro y la mirada esquiva: Roma está muy bien, pero se trata de Castilla-La Mancha. No le vendría mal a María Dolores (o a algunos de los suyos) aquello que le decían los esclavos al César en sus marchas triunfales: “recuerda que eres un humano, sólo un humano”.

Un último recado, para quienes quieran ver fantasmas en estas líneas. Este Confidencial no se vende a nadie, y es otro cantar el que se acabe pagando. Mientras tanto, e incluso entonces, no tiene reparo alguno en reconocer errores propios y extraños, sólo concede aplausos cuando son trabajados, y le gusta muy poco mirarse el ombligo. Lo que sucede de Seseña a Hellín, de Sigüenza a Almadén, y quizá no sólo en lo geográfico, es lo suficientemente interesante como para perderse en autocontemplaciones. Y no necesita que le retiren ninguna licencia de TDT, o le añadan alguna carantoña, para determinar, modificar o acentuar su línea editorial.