De la "K" de Kirchner a la "C" de Cristina en Argentina

Santiago de Chile.-  A la sombra de su marido, Cristina Fernández pasaba por ser la "señora K", una alusión que aludía tanto a su papel de primera dama como a la influencia que ejercía entre bambalinas durante la presidencia de Néstor Kirchner.

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(EFE)

Cristina se prepara a heredar el bastón de mando de su marido el próximo 10 de diciembre y nadie duda en Argentina que la "K" de Kirchner será arrollada por la "C".

A Cristina, con una fuerte vocación de poder, le gustaba poco un apodo que aparentemente la relegaba a un lugar secundario.

Pero ahora Cristina se prepara a heredar el bastón de mando de su marido el próximo 10 de diciembre y nadie duda en Argentina que la "K" de Kirchner pronto pasará a la historia arrollada por la "C" de Cristina.

La Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile la espera hoy con ansia para comprobar los nuevos aires que Cristina quiere imprimir a la presidencia argentina, una vez que Néstor Kirchner abandone la Casa Rosada que ocupaba desde 2003.

Ambos forjaron su carrera política en la corriente de izquierda de las juventudes peronistas en la década de los 70 antes de terminar la carrera de abogados.

Cristina desarrolló su carrera política en la provincia sureña de Santa Cruz a a la par que su esposo, elegido alcalde en 1987 de la capital, Río Gallegos, y en 1995 gobernador.

Cristina Fernández, de 54 años, fue elegida en 1989 diputada provincial en Santa Cruz y senadora nacional en 1995, diputada dos años más tarde y de nuevo senadora en 2001.

Esta trayectoria parlamentaria, unida a un alto perfil de presencia pública, le valió ser más conocida que su esposo cuando éste comenzó a perfilarse en el 2002 como posible aspirante a la presidencia.

Siempre de punta en blanco y maquillada, Cristina Fernández cuida con obsesión cada detalle de su imagen personal. Para vestirse elige trajes de chaqueta con falda o pantalón, usualmente en colores claros, y vestidos de seda de los diseñadores argentinos Marcelo Senra y Susana Ortiz.

Como calzado, la presidenta electa de Argentina selecciona zapatos de tacón de aguja, que complementa con carteras de cuero y accesorios llamativos, como boinas, prendedores, pulsera al tobillo.

Admiradora de la mítica figura de Evita Perón y de la carismática Hillary Clinton, Cristina Fernández, en el plano de la imagen, hará sin duda olvidar con su abierta sonrisa y su airosa melena castaña la seria figura de su esposo, que prefiere las camisas arremangadas y las chaquetas de corte cruzado sin abotonar y tiene muy poco aprecio por las corbatas.

"Me critican porque me arreglo demasiado. Pero a los que me critican por mi maquillaje y mi cabello, en realidad les molestan los intereses que hemos tocado (con Kirchner)", dijo en un mitin de campaña.

Cristina asiste a la cumbre todavía como primera dama, aunque su agenda incluye actividades más propias de alguien que dentro de un mes se convertirá en la primera presidenta de Argentina elegida en las urnas.