Iberoamérica expone sus diferencias sobre cohesión social en medio de la tensión por Botnia

Santiago de Chile.-  Los mandatarios iberoamericanos confrontaron hoy sus diferentes ideas sobre el camino a la cohesión social que propugna la décimo séptima cumbre de la comunidad, en un primer debate celebrado bajo un intenso "ruido de papeleras".

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(EFE)

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, pronuncia su discurso en la ceremonia de apertura de la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se lleva a cabo en Santiago de Chile.

La primera sesión de trabajo de la XVII Cumbre Iberoamericana se debía centrar, inicialmente, en discusiones sobre la búsqueda de la cohesión social, asunto central del encuentro, pero el conflicto entre Argentina y Uruguay se introdujo inesperadamente en el debate.

Una vez que la polémica papelera de la empresa finlandesa Botnia comenzó a operar hoy en suelo uruguayo, el líder argentino, Néstor Kirchner, dijo que "con dolor" se sentía obligado a pedirle "disculpas" al rey Juan Carlos de España, quien el año pasado, en Montevideo, aceptó el rol de facilitador en el conflicto.

"No creí que se iba a utilizar esta cumbre" para discutir un asunto por el que "hoy el pueblo argentino se siente mal", declaró Kirchner en su discurso de despedida de estas cumbres, en las que le sustituirá su esposa, Cristina Fernández, a partir del 2008.

A su turno, el uruguayo Tabaré Vázquez respondió con un discurso cargado de ironías, en el que, sin embargo, se comprometió a seguir "por el camino del diálogo"

Pidió que "nada separe" a Argentina y Uruguay, deseó que se dejen atrás "circunstancias tan desgraciadas" e instó a buscar "el camino del máximo acercamiento, porque con los argentinos más que vecinos somos hermanos".

Pero fue punzante para renovar su queja por los cortes de puentes fronterizos que promueven argentinos contrarios a la papelera y dijo coincidir con Cuba en que "los bloqueos son absolutamente ilegales y un golpe muy fuerte para cualquier comunidad".

Al margen del conflicto del Río de la Plata, el debate sobre la cohesión social expuso las diferencias entre los modelos propuestos por los gobiernos iberoamericanos.

Los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Ecuador, Rafael Correa, así como el vicepresidente cubano, Carlos Lage, se unieron en una condena al imperialismo y afirmaron que es imposible imaginar la cohesión social bajo el sistema capitalista.

Chávez, que superó en 21 minutos el límite de cinco impuesto para las intervenciones, propuso "colocar el tema de la transformación" hacia "una sociedad justa, de justicia social", idea que le parece más correcta que la "cohesión social" que la cumbre tiene como tema central.

Dijo respetar, sin embargo, la diversidad política que coexiste en Iberoamérica y la voluntad "de todos" por buscar soluciones a unas desigualdades que el rey Juan Carlos calificó en su intervención de "lacerantes e injustas".

La anfitriona Michelle Bachelet, representante de una izquierda moderada, alertó sobre la "ausencia de políticas que promueven la cohesión social", abogó por un "pacto social" y puso la exitosa y conciliatoria experiencia chilena a disposición de otros países.

También en favor de buscar la cohesión social sin rupturas se pronunciaron el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, la secretaria de Exteriores de México, Patricia Espinosa, y el vicepresidente de República Dominicana, Rafael Albuquerque.

El único aporte concreto al debate fue ofrecido por el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien anunció la creación de un "Fondo para el agua" en el que comprometió ayuda de su país por 1.500 millones de dólares para los próximos cuatro años.

Zapatero confió en que otros países se sumarán al fondo y recordó que 58 millones de iberoamericanos no tienen acceso al agua potable y otros 138 millones carecen de saneamiento.

Tras la primera sesión de trabajo, los mandatarios inauguraron un "Parque Iberoamericano", donde cada uno sembró un árbol, y posaron para la tradicional foto de familia.

En esa imagen aparecen por última vez el argentino Kirchner y el guatemalteco Oscar Berger, quienes en Santiago se despiden de estas cumbres y llegaron acompañados de sus sucesores.