La tensión final ocultó los momentos curiosos de la cumbre

Santiago de Chile.-  La Cumbre Iberoamericana de Santiago tuvo sus momentos curiosos y distendidos, aunque cueste creerlo a la vista de la fuerte tensión que se vivió en la última sesión plenaria.

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(EFE)

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se dirige ayer al jefe del Gobierno español, José Luis Rodriguez Zapatero, tras las declaraciones de su homólogo venezolano, Hugo Chávez, contra el ex presidente español, José María Aznar.

Los líderes iberoamericanos ejercieron su derecho a divertirse: unos cantaron corridos mexicanos, otros desertaron de la cena oficial para irse a jugar al fútbol y algunos enfocaron la etiqueta con una visión muy amplia.

La Cumbre dejó un momento irrepetible cuando los líderes aparecieron en la pantalla gigante del centro de prensa en un acalorado debate a puerta cerrada que azuzó el morbo por la noticia de los periodistas porque había imágenes pero no sonido.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Lula golpeaba la mesa, José Luis Rodríguez Zapatero gesticulaba como si recriminara algo a alguien y Alvaro Uribe cambiaba su oratoria moderada inicial por una intervención más vehemente?.

Los portavoces abordados nada sabían porque el debate era a puerta cerrada. Todo el duelo dialéctico fue mostrado en imágenes y la agitación de los informadores crecía por momentos.

Tanto se encendió la polémica que el programa oficial quedó roto por completo y la foto de los presidentes en el Palacio de la Moneda fue anulada, al igual que sus entrevistas bilaterales.

Tocó al Secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias, explicar lo ocurrido. Se salió por la tangente y quitó hierro al asunto si bien admitió que los presidentes se expresaron "con mucha libertad" y en un ambiente de convivencia "dentro de la diversidad".

La misma diversidad se observó en el vestuario de los líderes en los actos oficiales. Una mayoría de trajes con corbata contrastó con la camisa blanca, cuello "mao", sin chaqueta, que lució el presidente nicaragüense, Daniel Ortega.

También se dejaron la corbata en el armario en la sesión plenaria inaugural del viernes los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Ecuador, Rafael Correa, que sí se la puso para la cena oficial que ofreció la presidenta chilena, Michelle Bachelet.

Este cena registró un hecho insólito y seguramente inédito en la historia de estas cumbres y de otras: un presidente no asistió porque se fue a jugar un partido de fútbol.

Fue Evo Morales, que, vestido de corto y con la camiseta número "10" de la selección nacional, se enfrentó en unión de miembros de la delegación boliviana a un equipo de la Escuela de Carabineros chilena.

Mientras Bachelet y el rey de España Juan Carlos I pronunciaban los discursos oficiales en el acto central protocolario de la cumbre, Morales anotaba el segundo gol del 8-1 con que su equipo derrotó al rival.

Por cierto, para evitar susceptibilidades, las mesas en la cena del Palacio de la Moneda no estaban numeradas, sino que llevaban los nombres de bailes típicos chilenos, como la cueca, la zamba, la zambacueca y la diablada.

A un ritmo distinto de los demás, cantó el presidente venezolano Hugo Chávez: arribó tarde, preguntó con sorna si había llegado Fidel Castro, cantó un corrido a sus críticos y sus furibundos ataques a José María Aznar provocaron un serio incidente con el rey Juan Carlos y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Chávez no sólo mantuvo en secreto la hora de su llegada a Santiago, sino que ordenó el cambio de hotel, lo que forzó a la delegación venezolana, encabezada por el canciller Nicolás Maduro, a hacer las maletas en plena noche.

Preguntado por una protesta ante la embajada de su país en Santiago de Chile en contra de su visita, Hugo Chávez reaccionó diciendo: "Si no les gusto, ni modo", parafraseando una de sus canciones preferidas, el corrido mexicano "No soy monedita de oro".

Animado, el líder venezolano se lanzó a cantar estrofas de dicho tema: "No soy monedita de oro/pa'caerles bien a todos/así nací y así soy/si no me quieren, ni modo". Ya sin cantar, agregó: "Pero yo creo que algunos me quieren".

La cumbre se vistió también con un modelo femenino, ya que pasó a la historia como la primera que asume la diferencia de género y reconoce en sus textos oficiales a una "Jefa de Estado", la anfitriona Michelle Bachelet, entre los mandatarios.