Campaña apoya a cinco cubanos condenados en EE.UU. por espionaje

Toronto (Canadá).-  Activistas y grupos de abogados de Estados Unidos y Canadá pasaron el fin de semana en Toronto dispuestos a encontrar la forma de que sean dejados en libertad cinco cubanos condenados por espías en EE.UU. a los que consideran unos héroes.

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(EFE)

En la imagen, (De iz. a der., arriba-abajo) Fernando González, René González, Gerardo Hernández (c), Ramón Labañino y Antonio Guerrero, los cinco cubanos condenados en el año 2001 a penas de entre 15 años de cárcel y cadena perpetua por espionaje en EEUU.

En un local de Toronto del sindicato de trabajadores del sector metalúrgico de Canadá decenas de activistas llegados de todos los rincones de Estados Unidos y Canadá están reunidos para decidir qué hacer para cambiar una situación que consideran injusta.

Los cubanos Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino, René González y Antonio Guerrero están encarcelados en Estados Unidos desde 1998 y fueron condenados por espiar instalaciones militares e infiltrarse en grupos del exilio cubano.

Para Cuba y los asistentes a la reunión de Toronto, los cinco son héroes que se infiltraron en organizaciones anticastristas de Miami para evitar atentados en la isla caribeña como el que en 1997 acabó con la vida del empresario italocanadiense Fabio di Celmo.

Según un representante de la Mesa de Concertación de Solidaridad Québec-Cuba, uno de los organizadores del evento, el caso es una prueba "del doble rasero de la Administración del presidente George W. Bush, que dice estar en guerra contra el terrorismo pero permite que personajes como Luis Posada Carriles anden libres en el país".

Posada Carriles es un ex agente de la Agencia Central de Información de EEUU (CIA) acusado del atentado que en 1976 destruyó un avión de Cubana de Aviación y causó la muerte a sus 73 ocupantes.

Posada Carriles, de 79 años, se encuentra en libertad en Estados Unidos después de que un tribunal le exonerará de cargos por fraude migratorio en 2005.

"¿Qué pasa que la vida de los cubanos es menos importante que la de los estadounidenses?", se preguntó Livio di Celmo, hermano de la víctima del atentado en el Hotel Copacabana de La Habana.

Di Celmo, que como La Habana considera a Posada Carriles el autor intelectual del atentado, no sólo está enfadado con el gobierno de EEUU sino con las autoridades de Canadá e Italia (tiene la doble nacionalidad) porque estos países no han incluido a las organizaciones anticastristas responsables de los atentados en Cuba en su lista de grupos terroristas.

Di Celmo dijo a Efe que hace dos años envió una carta al gobierno canadiense "preguntando por qué no estaban incluidas. La respuesta que obtuve es que los servicios secretos canadienses son los encargados de establecer la lista de organizaciones terroristas y en ese momento ellos no lo consideraban un problema".

Ahora, Di Celmo está decidido a emprender una campaña para que los grupos anticastristas que él considera están detrás de la muerte de su hermano sean declarados grupos terroristas por Canadá e Italia.

El abogado canadiense William Sloan, uno de los integrantes del equipo de casi 50 letrados estadounidenses implicados en la apelación a las condenas de los cinco cubanos, afirmó que la iniciativa de Di Celmo tiene mucho sentido y tiene posibilidades de prosperar si moviliza el suficiente apoyo público en Canadá.

Sloan también dijo a Efe que la movilización internacional puede cambiar el proceso jurídico en EEUU en favor de los cinco cubanos.

"Los jueces son sensibles a las movilizaciones internacionales y en este caso les pueden empujar a que apliquen las leyes, lo que iría en favor de los cinco", explicó Sloan.

Elizabeth Palmeiro, la esposa de Ramón Labañino, uno de los dos condenados a cadena perpetua, no confía en el sistema judicial estadounidense y cree que sólo movilizaciones y actos como el de Toronto lograrán cambiar la suerte de su marido, encarcelado en una prisión de máxima seguridad de Texas.

Y aunque no cree que el futuro cambio de inquilino en la Casa Blanca vaya a afectar positivamente el caso, Palmeiro sí se muestra dispuesta a escribir a Hillary Clinton o Barack Obama, precandidatos demócratas a las elecciones presidenciales de 2008, para explicarles su punto de vista.