El terremoto en Chile deja al descubierto el abandono y olvido de la ciudad de Tocopilla

Tocopilla (Chile).-  El terremoto que hace tres días azotó Tocopilla, en el norte de Chile, dejó al descubierto la precariedad y la desolación de una pequeña ciudad que vivió hasta ahora olvidada entre el desierto de Atacama y el océano Pacífico.

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(EFE)

Varias carpas han sido instaladas en la calle como refugio para los damnificados de la ciudad de Tocopilla después del sismo que sacudió el norte de Chile el miércoles pasado.

"Chile sólo se preocupa de lo que sucede en Santiago, acá de este puerto por donde algún día salió la gran riqueza minera, nadie se acuerda sino hasta ahora", dijo a Efe el tocopillano Manuel Medina, en alusión a los días de bonanza que el puerto vivió a inicios del Siglo XX con la explotación salitrera.

"Necesitamos ayuda, agua, víveres, estamos desesperados", agregó Medina, apesadumbrado porque ahora la naturaleza se encargó de hacer popular a su ciudad, destruida en un 80 por ciento por el terremoto.

Situada a 1.556 kilómetros al norte de Santiago y en pleno desierto de Atacama, el más árido del mundo, Tocopilla, que en lengua aimara significa "quebrada mayor", es la ciudad más afectada por el terremoto de 7,7 grados en la escala de Richter en el que murieron dos mujeres y hubo unos 15.000 damnificados y 200 heridos.

La mayor parte del daño causado por el terremoto sigue "escondido" tras altas murallas que ocultan viviendas caídas o a punto de caer, por lo que los lugareños llaman al sismo "hipócrita".

"Cuando llegué a mi casa no noté nada, pero al entrar vi que estaba todo en el suelo, techo, murallas, todo", agregó Medina.

Además, clama el vecino, "existe un peligro latente, a una vecina hoy a dos días del terremoto se le derrumbó una pared. Necesitamos que nos ayuden".

Jaime García, trabajador de la pesquera local, afirmó que el sismo "fue impresionante" y lo único que quedó en pie fue su cocina.

"Hijo no te preocupes estamos bien, el terremoto sólo afectó la casa", dijo García en un mensaje a su hijo que trabaja en Madrid.

Los años de sacrificios de muchas familias fueron destruidos en los 50 segundos que duró el sismo y gran parte de los habitantes improvisaron carpas frente a sus casas temerosos de que sus viviendas terminen por derrumbarse, pero deseosos de cuidar "las pocas cosas que quedaron".

"Mi casa se abrió como un libro, lo perdimos todo, 20 años de sacrificios", dijo entre lágrimas Magdalena Rojas, una invidente que sólo rescató la imagen de la virgen y algunos utensilios.

"Ahora habrá que volver a comenzar", agregó con la resignación de la que se arman tras las catástrofes los habitantes de este país, el más sísmico del planeta, después de Japón.

Otra damnificada, Rosa Castillo, sentada en un colchón, rodeada de algunas pertenencias y bajo un refugio construido con los restos de la casa, cuenta que "de milagro estamos vivos, se derrumbó todo".

"Salimos corriendo cuando se comenzó a caer a pedazos la casa", explicó la mujer, que dijo que la noche del miércoles: "no dormimos y tuvimos que improvisar una carpa con frazadas y ropa de cama".

Mientras las réplicas del sismo continúan, Rosa, su marido y su hija, de cuatro años, permanecen a la intemperie como tantas otras familias y la espera de la ayuda que prometió el Gobierno.

Las familias se organizan para retirar los escombros de las viviendas y dejarlos en las calles de Tocopilla, que fue declarada "zona catastrófica" por la presidenta Michelle Bachelet.

En las calles de la ciudad, ahora empobrecida, se leen carteles que rezan: "no hay agua, tenemos niños", "Acuérdense de nosotros, necesitamos que nos ayuden", "Bachelet, donde está que no se ve".

En el principal establecimiento de educación básica, el Bernardo O'Higgins, los patios están desiertos y las salas abandonadas. En las sillas aún quedan mochilas; sobre los pupitres empolvados se ven cuadernos junto a bloques de muro, vidrios y parte de la techumbre.

"El terremoto fue en la hora de colación y la mayoría de los niños estaban en el patio", contó el cuidador. "Las murallas de movían y el techo comenzó a caerse, algunos gritaban y otros se desmayaban", relató un niño.

A raíz de la destrucción de los colegios de Tocopilla el año escolar se cerró por disposición del Ministerio de Educación.

El hospital quedó con tres de sus cuatro dañados, por lo que el Ejército montó uno de campaña en el Estadio Municipal.

En tanto, el alcalde, Luis Moyano, apeló a los tocopillanos que viven en Suecia, Alemania y España a ayudar. "Que se recuerden que ellos nacieron aquí y que algunos aún tienen familiares en esta ciudad", dijo el edil cuya oficina se derrumbó y que atiende "aquí, en la calle", según señala.