La feria de venezolana de Valencia cierra con toros faltos de raza

Valencia (Venezuela).-  La feria de la Virgen del Socorro en Valencia, a 120 kilómetros al oeste de Caracas, se tiñó de gris al cerrar con un encierro del hierro nacional de Rancho Grande falto de raza.

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(EFE)

De los seis toros de la divisa anunciada en la feria de Valencia, en Venezuela, se lidiaron cinco, ya que uno fue rechazado por cojo.

A pesar de tener que lidiar con indescifrables animales, los españoles Alejandro Talavante y Cayetano Rivera Ordónez, y el venezolano Rubén Darío Esteves cortaron orejas.

De los seis toros de la divisa anunciada se lidiaron cinco, ya que uno fue rechazado por cojo y fue sustituido por el sobrero de la divisa colombiana de La Ahumada, que también manseó.

Anunciaron en tablilla 430, 432, 426, 428, 432 y 434 kilogramos de peso.

La plaza registró una ocupación de media entrada, unas once mil personas que soportaron el largo ejercicio del bostezo, que se prolongó hasta cuando las sombras nocturnas embanderaban la jornada.

Esteves: oreja, ovación.

Talavante: oreja, silencio.

Cayetano: aplausos tras aviso, oreja.

El torero del patio estuvo valiente y bullidor; dos tandas con la diestra y mucha voluntad le resultaron suficientes para conseguir la oreja.

A su segundo, un jabonero de malas intenciones, hizo lo que pudo; no se le otorgó la música que la concurrencia solicitó, en cambio fue ovacionado por su entrega.

Talavante, quien debutó, no pasó inadvertido ya que se apreció su quietud y personalidad. Con su primero sacó agua de un pozo seco, por el temple y el sosiego, que la presidencia consideró de mérito para otorgarle oreja.

El número cinco de la lidia ordinaria, retirado, ni el sobrero que pasó escarbando, valían un duro. Silencio, y quedamos sin verlo.

Cayetano poco pudo hacer con el primero de su lote, un impresentable regalito. Con el que cerró plaza se mostró pinturero con la capa y pegó largas y profundas series de naturales, de menos a más, al compás de la música; lo mejor de la noche.

Entró por derecho con la toledana, dejando tres cuartos de acero para derribar sin puntilla: oreja.