"La familia del anticuario", un Goldoni atemporal en la mirada de Pasqual

Madrid.-  El director catalán Lluís Pasqual llega a Madrid con su particular homenaje a los 300 años del nacimiento del dramaturgo Carlo Goldoni, haciendo viajar a través de los siglos a los personajes que el italiano creó para "La familia del anticuario".

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(EFE)

El director catalán Lluís Pasqual (en la imagen) llega a Madrid con su particular homenaje a los 300 años del nacimiento del dramaturgo Carlo Goldoni, haciendo viajar a través de los siglos a los personajes que el italiano creó para "La familia del anticuario".

Tras un año cargado de celebraciones, el Teatro Stabile de Veneto y el Teatro Stabile di Genova, responsables de esta producción, concluyen el año Goldoniano con una parada en Las Naves del Español -el espacio multicultural ubicado en el antiguo matadero de Madrid y cuyo espacio dramático gestiona el Teatro Español- donde realizarán, a partir de mañana, cuatro únicas representaciones.

El director del Español, Mario Gas, ha presentado hoy el trabajo que ha realizado Lluís Pasqual con un elenco totalmente italiano y sobre el texto de "un autor muy transitado y querido" por el catalán.

"Yo no entiendo absolutamente nada del mundo y necesito que alguien me lo explique, pero Beckett, Chéjov o Goldini saben que no poseen la verdad única y cuentan lo que ocurre con una sonrisa, porque el teatro no puede hacerlo como un tratado de sociología", explicaba Pasqual sobre su recurrencia a la obra del dramaturgo italiano.

"La familia del anticuario", una de las comedias menos conocidas y representadas de Goldini, estrenada en 1750, se sirve de la disputa entre una suegra y una nuera para ahondar, desde el enredo y la comicidad, en la crisis que vivía la Italia de finales del siglo XVIII, cuando la nobleza intentaba resistirse a una decadencia inminente y la burguesía ascendía por momentos en la escala social.

Una trama que Pasqual considera de plena vigencia, por lo que en su propuesta reinventa, "sin tocar ni una coma", el texto del italiano haciéndolo pasar por nueve épocas distintas, desde 1780 hasta 2007.

"En la primera lectura sentía que no había pasado el tiempo, porque los italianos son así: detrás tienen fachadas viejas y llenas de humedades, y delante, el último modelo de unas gafas de sol", justificaba el catalán sobre el carácter atemporal que ha impreso este montaje, que en el Matadero se interpretará en italiano con subtítulos en español.

Pasqual ha tratado con sutileza estos cambios de época para que pasen inadvertidos. Sin embargo, a lo largo de tres actos y durante una hora y media, sobre el escenario se encadenan las pelucas y trajes de época, máscaras venecianas o vestidos de los años veinte hasta llegar a la moda actual, acompañados de una melodía recurrente que comienza interpretada por una clave y concluye entonada en forma de rap.

El decorado tampoco se libra del paso del tiempo. La escenografía creada por Ezio Frigerio introduce un único elemento escénico por época: una silla que va evolucionando al ritmo que la trama se clarifica.