El "Marcantaita" marca el sincretismo navideño en el sur andino de Ecuador

Quito.-  El "Marcantaita" es el personaje principal de la comunidad indígena de Saraguro durante la época navideña y el símbolo del sincretismo religioso en el sur de los Andes de Ecuador.

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Junto con su esposa, la "Macanmama", el "Marcantaita" organiza durante todo el año la celebración para el Niño Jesús, con una fiesta que empieza el 23 de diciembre y termina el 26.

En los cuatro días del colorido festejo se combina la celebración religiosa de la Navidad y el maravilloso esplendor de la cultura indígena, que en esta época conmemora también la solidaridad.

El nacimiento de Jesús es celebrado con mucha fe y júbilo por los indígenas de Saraguro, que no necesitan invitación para acudir a las casas de tres parejas de esposos (marcantaitas y marcanmamas) que se han ofrecido a organizar la fiesta.

Cada una de las tres parejas pertenece a distintos caseríos de Saraguro. Una de ellas se encarga de preparar la fiesta para el Niño Jesús y la misa del Gallo, que se celebra el día 24 a las diez de la noche.

La segunda pareja organiza la celebración de "La Aurora", a las seis de la mañana del día 25, y la última se encarga de preparar la celebración del "Media", que inicia el mediodía de esa misma fecha, pero que concluye el 26 de diciembre.

Este año, parejas de las localidades de Tuncarta y Tambopamba tuvieron el privilegio de organizar la fiesta, cuya preparación empieza con un año de anticipación.

Sin embargo, otros personajes también heredan tareas específicas para todo el año y ese es el caso de "los muñidores", que tienen a su cargo arreglar el altar de El Niño Jesús en la iglesia central de la ciudad de Saraguro.

En la mañana del 23 de diciembre, los más allegados al "Marcantaita" participan de la "wagra justina", que es la preparación de comida para toda la comunidad y para la cual sacrifican una vaca por día.

Para los indígenas de Saraguro, la "wagra justina" representa el don de compartir y por ello otros amigos de la pareja, así como vecinos aportan de forma voluntaria arroz, mote (maíz duro), yuca, quesillo y miel, para preparar y compartir la comida comunitaria.

Mientras unos se encargan de la alimentación, otros organizan las alegorías y se disfrazan como lo hacían sus antepasados y danzan al sonido de ruidosas melodías, para divertir a los invitados.

Otros vecinos construyen también los tradicionales "castillos", un madero largo, recubierto de aceite, en cuya cúspide cuelgan frutas, golosinas y otros alimentos.

El último día del festejo, el 26, los niños se alegran porque deben subir a los castillos para recoger los manjares y repartirlos con sus amigos y familiares, con lo que termina la Navidad para la comunidad de Saraguro.

No obstante, después y antes del 25 de diciembre, la Navidad en otras regiones de Ecuador no es tan alegre, pues miles de niños pobres de las barriadas periféricas de las ciudades y de los sectores rurales salen a la vera de las carreteras para pedir a los conductores.

En la provincia costera de Guayas, cerca de su capital, Guayaquil, los infantes permanecen horas en la carretera a la espera de que conductores solidarios paren sus coches para regalarles "cualquier cosa".